Los cinco pilares del Islam: Shahâda (el compromiso)

Escrito por: Gonzalo Salvanés. Experto en historia y cultura árabe por la UNED.

Alhambra

La diferencia entre el Islam y la mayoría de las culturas y religiones es que ésta es fundamentalmente práctica. Es una manera de ser (Din), de vivir y de sentir. No existe iglesia, ni, por lo tanto, jerarquía eclesiástica, ni liturgia, ni misterios, ni sacramentos, ni dogmas.

Representa la relación entre la persona y Dios, entre el ser y la Realidad y su sumisión a ésta. Este vínculo, secundariamente, condiciona la relación entre las personas, el aspecto social del Islam, de tan fuerte arraigo.

Cinco son los pilares (fundamentos), sobre los que se asienta la forma de vivir (Din) del musulmán.

Shahâda. El compromiso. La aceptación de la Unicidad Divina.
Salât. La oración. La postración.
Zakât. Los impuestos. Las aportaciones a la comunidad (Ummah). El compromiso con los necesitados.
Sawn. El ayuno. El Ramadán.
Haÿÿ. La peregrinación a Meca.

En este número veremos el primero de los cinco pilares:

Shahâda (testimonio). Consiste en declarar que “no hay más dios que Allah (Allah es el nombre árabe más usado para denominar al Dios del cristianismo y al Yavé judío. Son el mismo Dios) y Mahoma (Muhámmad) es el Mensajero de Dios (Lâ ilâha il lâ l-lâh Muhámmad rasûlul – làh). Para reconocerse y ser reconocido como musulmán es suficiente con declamar esta  fórmula. Pese a su sencillez, comprenderla y sentirla en su plenitud es complejo y puede costar toda una vida.

Como vemos tiene dos partes diferenciadas:

No hay más dios que Dios (Allah) “Lâ ilâha il lâ l-lâh”. El de siempre. El de Adán, el de Moisés, el de Elías, el de Abrahán, el de Jesús de Nazaret. No es un Dios exclusivo para el pueblo árabe. Es el Dios de Abrahán (Ibrahin). La shahâda reafirma el monoteísmo absoluto del Islam. Y el único pecado imperdonable: la idolatría, la asociación de Dios con otro ser.

Muhámmad es el Mensajero de Dios (“Muhámmad rasûlul – làh”). Su significado no es excluyente. También Moisés y Jesús son Mensajeros. Se trata de reafirmar su sinceridad y su carácter.

Alhambra 2No entendamos que la Shahâda significa una “profesión de fe” para el declarante, sino un testimonio público de una forma de vida. No hace falta más para ser reconocido como musulmán por la sociedad islámica. No se precisa ningún tipo de iniciación. El resto, la islamización, se logrará con el tiempo y la praxis.

En realidad, el Islam no cree que nadie pueda “convertirse” en musulmán. No existe la conversión. Se es musulmán desde el principio, desde siempre, aunque el individuo no sea consciente de ello. En un famoso hadiz se narra que Rasul dijo: “Todo ser humano nace con su Naturaleza original intacta, y son sus padres los que lo hacen judío, cristiano o politeísta”. A lo cual uno de sus Compañeros replicó: “…o musulmán”. Y el Profeta contestó: “No, pues el Islam es el estado natural del ser humano”. El Islam es una invitación a “retornar”. Al Islam no se “va”; se “regresa”. El objetivo del musulmán es devolver a su corazón esa capacidad cognitiva original que la persona ha ido perdiendo. «Él os eligió y no os ha impuesto ninguna carga en la religión, la religión de vuestro padre Abraham. Él os llamó “musulmanes” anteriormente y aquí (en el Corán), para que el Enviado sea testigo de vosotros y que vosotros mismos seáis testigos de los hombres»

Aunque la persona reniegue rotundamente de lo sagrado, podría seguir siendo musulmán. Habría que analizar como actúa y como vive, antes de poderlo declarar no musulmán. Esto tiene importantes implicaciones de orden moral, social y político: el musulmán es intocable para el musulmán; el hombre es intocable para el musulmán.

Imprimir artículo Imprimir artículo Etiquetado como: , ,

Comparte este artículo

Deja un comentario

Por favor ten presente que: los comentarios son revisados previamente a su publicación, y esta tarea puede llevar algo de retraso. No hay necesidad de que envíes tu comentario de nuevo.