Luis Alegre

Luis AlegreInjustamente definido, mal y pronto, como “el gran amigo de sus amigos” (Penélope Cruz, Fernando Fernán Gómez, Gabino Diego, Fernando Trueba, Maribel Verdú, entre otros), lo cierto es que su presencia desprende una simpatía y afabilidad de la que es imposible sustraerse.

Escritor, guionista, profesor de Universidad (es, también, economista), director de cine y, sobretodo, periodista. En su programa “El reservado” le vemos en su faceta preferida de periodista ágil, rápido en sus reacciones, siempre con la palabra apropiada en la boca, pero, sobretodo, natural. Y, con esta estrategia de hacerse amigo del entrevistado consigue que éste se relaje y, casi siempre, que hable más de la cuenta, como si de una charla de amigos en una cafetería se tratase.

Ah, por cierto, ya forma parte integrante de la plantilla de “Picapedreros” del centro colaboradores de la futura comedia “Jaque”. ¡Qué mejor embajador!

En algunos sitios, le definen como agitador cultural, ¿nos lo puede explicar?
No lo tengo muy claro, la verdad… pero yo creo que eso insinúa a alguien que dinamiza la vida cultural de algún lugar. Y como yo ,en Zaragoza, llevo muchos años organizando actividades culturales, supongo que por ahí irán los tiros.

Hablando de Zaragoza: ¿Qué tiene ésta ciudad que no tenga Nueva York o París?
Hombre, desde el punto de vista personal e íntimo, muchísimo, ya que aquí viven algunas de las personas que yo más admiro, mi familia y buena parte de mis amigos. Y, por otro lado, desde un punto de vista más objetivo, es una ciudad que transmite buen rollo. Juan Benet escribió una vez que los zaragozanos eran la gente más simpática de España, y yo no soy quién para llevarle la contraria pero creo que es verdad. Son, o, más bien, somos gente bastante cordial, agradable, relajada y… además a mí me da la impresión de que en Zaragoza viven las mujeres más guapas del mundo. Y que, como ciudad, tiene un tamaño todavía humano y es que se puede ir caminando casi a cualquier sitio, no ese tamaño exagerado, como Nueva York o París (que sí tiene otras maravillas),pero a mí me parece esto un lujo asiático total. Creo que es una ciudad que roza la perfección.

¿Antonio Machado, Ingrid Bergman, Buñuel y Hitchcock representan lo que se dice en su vida…? (relacionado con las conversaciones con su padre)
Sí, pues fue él quien me transmitió la pasión por todos ellos, hablándome de esta gente en los primeros años de mi niñez. Uno de mis primeros recuerdos es mi padre enseñándome el “Yo voy soñando caminos de la tarde…” de Antonio Machado, y luego animándome a que viera películas como “Recuerda” o “Encadenados” de Hitchcock con Ingrid Bergman. Y ahí está explicado todo, ya que, como le ocurre a la inmensa mayoría de los seres humanos, buena parte de tus pasiones nacen en tus primeros años y experiencias, en la infancia. Y yo tuve la fortuna de tener un padre que era un obrero, un proletario, que se dedicaba a cuidar su huerto y a criar cerdos, y, a pesar de eso, era un hombre con una gran inquietud cultural. Me gusta recordar a mi padre yendo a dar de comer a los cerdos, pero llevando “Madame Bovary” debajo del brazo.

Cuando uno navega tanto en la noche:¿Qué termina por encontrar?
Pues, aún estoy por encontrarlo… pero es que la noche es un mundo muy extraño, un micromosmos fuera de la vida normal o convencional. Decía Joaquín Sabina una cosa muy lúcida, y es que “La noche, normalmente, es un coñazo”, y es que te lo sueles pasar regular o mal, y te sueles encontrar con gente muy pesada, muy brasa. Ahora bien, la noche que sale maravillosa es algo que no tiene precio. A mí me ha proporcionado alguna de mis mejores vivencias, alguno de mis mejores amigos, alguno de los ratos más divertidos, más entrañables, más delirantes también. Tengo fascinación por la noche ya que creo que la gente se comporta de manera muy diferente a su comportamiento a lo largo del día, la gente sale por la noche esperando que le pasen cosas, y eso convierte a la noche en un lugar muy excitante, muy especial. Yo he sido muy noctámbulo, ahora lo soy menos.

Luis Alegre¿Queda mucho por hacer en Zaragoza en lo relacionado al cine?
Sí, pero como en todas partes… Aquí no existe una industria audiovisual sólida, pero tampoco en muchas partes de España. Por contrapartida, y en relación a nuestra tradición como lugar de nacimiento o de infancia de grandes cineastas, como José Luis Borau, José Mª Forqué, Antonio Artero, Luis Buñuel (que, aunque nació en Calanda, se educó en Zaragoza), hay una generación de grandes directores de cortometrajes en Zaragoza que, de alguna manera, prolongan la tradicional vinculación de Zaragoza con el cine. Recordar que la primera película española que se conserva, “la salida de misa del Pilar”, se rodó en Zaragoza, hasta la gran tradición cineclubista y cinéfila, y de conocimiento de cine, con uno de los índices mayores de Europa en asistencia a las salas de cine, etc. Y es que el mundo de la cultura en Zaragoza se distingue por su gran romance, su gran historia de amor con el cine.

En relación con el director aragonés Antonio Artero y otros cineastas de nuestra tierra, ¿a usted no le parece que, no sólo en el mundo del cine sino también en otros campos como el de la Ciencia, Aragón tiende a devorar a sus propios hijos y cuando los tiene machacados, hace, luego de fallecidos éstos, casi héroes?
Yo tengo la opinión de que éso no es exclusivo de Aragón, creo que es exclusivo de España. Hay una cosa que dice Fernando Fernán Gómez en la película “La silla de Fernando” que me parece lucidísima. Dice que España no es el país de la envidia, como se suele decir, sino que es el país del desprecio. Que el pecado nacional es el desprecio, el desprecio a la excelencia, a los grandes hombres. Y yo creo que en eso Aragón es muy español. Hay una anécdota que se cuenta mucho de Buñuel que es muy representativa de eso: cuando Buñuel, después de uno de sus grandes éxitos internacionales, con ocasión de la presentación de “Los olvidados” en el Festival de Cannes en el que toda la crítica internacional se rindió a sus pies, volvió a Zaragoza y se encontró a uno de sus antiguos compañeros de los Jesuitas, y éste le dijo que ya había visto su película y que era “muy flojica, muy flojita”. Esto retrata muy bien ese desprecio de los grandes hombres y de lo más cercano.
Paco Ibáñez tiene otra reflexión muy lúcida sobre esto, ya que dice que España es el país del tiro al plato, es decir, a alguien se le encumbra y cuando está en lo más alto se le dispara.

Pero aquí luego se recogen los fragmentos…
Sí, en efecto, se recogen los fragmentos y se les hace con ellos un monumento. Es una especie de mala conciencia a cómo se les ha tratado en vida.

David TruebaHablando de Antonio Artero, éste director hizo aquello de la pantalla blanca que no buscaba sino provocar al espectador. ¿Qué opina usted de esta sociedad del espectáculo que nos programa y nos determina nuestra vida?
Es una pregunta muy compleja. Estás hablando de la mente del hombre actual, en cuanto consumidor de imágenes que casi no puede elegir, sino que le vienen impuestas por el marketing y las mecánicas comerciales, a lo cual es muy difícil sustraerse. Es muy difícil ser libre. Antonio Artero despreciaba precisamente eso, lo que tenía de alienante el espectáculo y la industria cinematográfica, era un offsider, y hacía un cine que trataba de apartarse radicalmente de eso pero, desgraciadamente, llegaba a muy pocas personas, casi a nadie.
Pero es que es muy difícil dar un diagnóstico muy preciso porque vivimos en eso ahora mismo, es nuestra vida. Y estos años del siglo XXI todavía más porque el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y de la imagen potencian más esa dependencia del espectáculo. Todo lo que triunfa tiene que tener un punto de espectáculo, impactante. Pero tampoco quiero ser apocalíptico, pues éso tiene cosas buenas también. No podemos decir que “todo es una mierda”. Creo que, más bien, es un problema de falta de educación y formación que lleva a que los programas más vistos sean los del corazón.

¿Le quedan recuerdos de aquél “El Bejorro” ? (revista donde comenzó a escribir)
Claro que sí, porque fue cuando nada más llegar a Zaragoza a estudiar en la Universidad, comencé a escribir para esa revista iconoclasta, rompedora y “tocacojones”, de la cual guardo muy buenos recuerdos, no sólo porque fueron las primeras cosas de cine que publiqué sino porque alrededor de esa revista organizábamos encuentros o tertulias semanales, en el bar de la Facultad de Económicas, con Pedro Arrojo, líder moral de la revista, y otros grandes amigos. Fueron años muy enriquecedores para mí.

Junto con David Trueba ha dirigido el cortometraje documental “La silla de Fernando” sobre el actor Fernando Fernán Gómez, ¿Qué es lo que más le ha impactado de este gran actor?
Pues su manera tan libre de pensar y de estar en el mundo, su explosivo sentido del humor, su originalidad arrebatadora, su manera de ver la vida tan políticamente incorrecta, su genialidad más radical… Es que es un ser absolutamente deslumbrante, es de esas personas que te apetece haber conocido, por su genialidad cotidiana y radiante. A mí, con catorce años, su “Viaje a ninguna parte” me cambió la vida como aficionado al cine, y a partir de ahí desarrollé una especial devoción por él. Pero cuando le conocí posteriormente, y he tenido la suerte de ser su amigo, se tiene la sensación de estar ante un genio, con una mezcla de talento, de lucidez y de sentido del humor arrollador. He aprendido muchas cosas de él y he disfrutado cada minuto que he pasado en su compañía. Estaría horas hablando de él porque es un ser humano fuera de serie.

¿Hasta qué punto se puede llegar a entender que se le exija más a un director de cine español que a otro extranjero?
Pues porque yo creo que también exigimos más a la gente que queremos, a la que más cercana tenemos. Eso forma parte de la condición humana. Es injusto, pero creo que es casi inevitable. El padre seguro que exige más a sus hijos que a los hijos del vecino, yo no tengo hijos pero entiendo que hay un punto de exigencia, casi por afecto secreto. Es injusto pero es así, y seguirá ocurriendo.

Tener amigos es de lo único
que me gusta presumir

¿Alguna vez ha recibido un “no” de una estrella?
Un “no sexual”, sí (risas). Pues… es que no sé distinguir muy bien lo que son estrellas de lo que son amigos.

Es que, de hecho, en su programa “El reservado” da la sensación de que más que entrevistados son amigos.
Claro, es que el presunto encanto del programa radica ahí, en dar la sensación al espectador de que está espiando una conversación entre amigos que hablan de cosas que le pueden interesar, y no sólo de sus cosillas. Y es que el 99% de los que entrevisto son gente que conozco muy bien, y eso es lo que hace que ellos se abran y cuenten cosas que no contarían a otro con el que no tuvieran la confianza o complicidad que da la amistad.

¿Cuándo lo veremos llevando la dirección de nuevo un film?
Bueno, es que yo esta película de “La silla de Fernando” la he podido dirigir porque David Trueba me ha permitido dirigirla con él. Yo sólo no sería capaz de dirigir una película de cine convencional, pues para ello hay que tener una destreza o un talento especial del que yo carezco. Trato de ser honesto conmigo mismo… Pero si David me permite codirigir otra con él, pues sí, claro que sí (risas)… porque en su compañía voy al fin del mundo.

El otro “reservado” con Luis Alegre.

En "El reservado"¿La cosecha de amigos es tan cuantiosa como se cree?
Es que no sé..(risas). Tengo muchos amigos, es uno de mis grandes tesoros en esta vida. Ponerle cifra a eso, no lo sé. Yo creo que es de lo único que me gusta presumir.

Viendo su programa “El Reservado” parece como si no existiera un guión establecido…
No, es que no existe. Yo tengo tres, cuatro o cinco cosas de las que quiero hablar, pero cuando yo planteo una pregunta, me dejo llevar por el transcurso de la conversación, y así si fulanito me contesta algo y me lleva a otro tema, yo sigo por ahí. Se crea, así, una conversación o, mejor, una charla más fluída. Un guión preestablecido no existe, existen cosas a las que recurrir por si acaso nos quedamos en blanco, pero siempre me dejo llevar por el transcurso de la conversación.

También estuvo en el programa “Bulevar de Verano” y consideramos que la crítica rosa no era lo suyo…
Es que yo fui a ese programa porque Adriana Oliveros es muy amiga mía, y fui como parte de una entrevista colectiva a los dos invitados de ese día que fueron Nacho Rubio y Nieves Herrero. Pero yo detesto la prensa rosa, me siento muy incómodo al empezar a hablar de la vida privada de la gente, y en concreto, de cosas que a ellos no les gustaría escuchar. Me parece denigrante. Estuve allí como entrevistador y no me metí en el barro de la prensa rosa en ningún momento. No es que no sea lo mío, es que soy un activo militante beligerante contra la prensa rosa.

¿Anfitrión o invitado?
Estoy encantado de ser tanto una cosa como la otra. Me lo he pasado muy bien y he disfrutado mucho en cualquiera de las dos condiciones.

Si yo le digo… Maribel Verdú.
Amiga del alma. Es alguien a quien conozco desde que tenía seis años y hace casi veintidós años que somos amigos. Es casi como si me preguntaras por alguien de mi familia. Es una mujer extraordinaria, una amiga que no tiene precio y una actriz formidable, como todo el mundo ha acabado reconociendo. Va a protagonizar la próxima película de Francis Ford Coppola, qué más se puede decir. Y, luego, para mí, es alguien decisivo en mi vida.

Maribel Verdú¿Qué es lo más que le atrae de los festivales de cine?
Pues la posibilidad de ver películas que no se pueden ver en otros lugares, de descubrir películas antes que nadie y de potenciar la cultura cinematográfica, que creo que es una de las funciones fundamentales de un festival. Yo dirijo un festival en Tudela y uno de los objetivos que persigue el festival es ése, dinamizar la vida cultural de Tudela (en mi condición de agitador cultural), dar a conocer a los aficionados al cine de Tudela películas que, de otro modo, no verían, reflejar la mejor cosecha del cine español de óperas primas del año, rendir homenajes a gente fundamental del cine español, etc. Para este tipo de cosas creo que los festivales de cine tienen mucho sentido.

¿De dónde proviene su relación con el fútbol, con futbolistas famosos?
Pues también de mi padre, porque otra de las pasiones que me contagió es la del fútbol y la del Real Zaragoza. Yo soy muy forofo del Real Zaragoza. Y lo que ocurre cuando algo te apasiona es que acabas conociendo gente relacionada con ese mundo y yo he tenido y tengo muy buenos amigos futbolistas, que son gente interesantísima,… Miguel Pardeza, Luis Figo, Guardiola, Zapater, Cani, Generelo, Belsué,… a los que aprecio mucho. De hecho, me hubiera gustado ser uno de ellos. Mi admiración procede de la más profunda envidia porque hubiera dado cualquier cosa por ser delantero centro del Real Zaragoza, y me siento muy frustrado de no haberlo conseguido (risas).

Extrañamente, no le hemos preguntado por Penélope Cruz. ¿Significa que la entrevista pierde peso…?
No (risas)… De Penélope te diría cosas muy parecidas a las que he dicho de Maribel. Son gente que forman parte de mi entorno más íntimo y cotidiano,y las considero de mi familia. Penélope es una amiga de oro también, al igual que Maribel.

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2 Comentarios

  1. Es increíble lo bien relacionado que está Luis Alegre…Tiene amigos hasta en la cárcel.

  2. Hay otros amigos que te echamos de menos. A ver si con este correo volvemos a estar en contacto de nuevo.

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