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Viaje a los recuerdos

Posted By Miguel Miranda On 09/11/2009 @ 15:58 In El sueño de | 7 Comments

Escrito por: Miguel Miranda Aranda (Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo. Universidad de Zaragoza)

 

Huyendo del follón que se organiza en Zaragoza durante los primeros días de las fiestas del Pilar, decidí viajar, aprovechando el puente, hacia tierras de Soria y recuperar los escenarios de mi infancia y navegar por el mundo de los recuerdos. De la Virgen del Pilar a la de los Sotos, en Vinuesa. Allí pasé varios veranos, de campamento, haciendo excursiones hacia la Laguna Negra y acampadas entre los inmensos pinares.

De viaje

Después de cuarenta años, quería volver a percibir los olores del bosque, y pasear por aquellos senderos y pisar el mismo sitio en el que jugábamos al futbol o hacíamos concursos de camuflaje o nos bañábamos intentando inútilmente coger a mano alguna trucha con la que compartíamos el río. El pinar estaba igual de espectacular, más bonito si cabe por los colores del otoño, invadido por mucha gente, autobuses de catalanes incluidos,  con una cesta en la mano recogiendo setas. En lo alto, la misma Laguna Negra, misteriosa y fría. Y un poquito más abajo la misma pradera en la que nos sentábamos alrededor de un acordeonista que se llamaba Francisco e improvisábamos un espectáculo al que gustosamente se sumaban cuantos turistas compartían la excursión.  Y el sonido de los cencerros al atardecer.

Recuerdo que entonces, las vacas volvían solas al pueblo tras pasar el día a su aire, pastando entre los pinos y las mujeres salían a su encuentro para acompañarlas a casa. Ahora ya no, se quedan en las granjas de las afueras y Vinuesa, limpia e inmaculada, se ha especializado en recibir al turista amante de los montes y ha construido en estas últimas décadas una oferta abundante de hoteles y restaurantes.

caballo en libertad

Por lo demás todo sigue igual: el escudo preconstitucional en la fachada del Ayuntamiento y la placa encabezada por José Antonio en la pared de la Iglesia, como si nada importante hubiera sucedido en este país en todos estos años. Pero, qué quieren que les diga. En el mismísimo templo del Pilar siguen colgadas las dos bombas, recuerdo de la misma guerra, alimentando la fantasía de un postrero milagro, eso sí puesto en boca de las creencias y tradiciones propias de eso que llaman la “religiosidad popular”. Pero ahí siguen porque los que pueden, no las quieren quitar. En contra de la razón y del sentido común. Por lo demás la Virgen de los Sotos ya no está y su albergue está abandonado desde hace más de diez años al menos, convertido ahora en lugar de botellón y citas clandestinas. Da pena porque uno piensa que seguramente otros colegios, algunas organizaciones juveniles, alguna ONG, podía seguir utilizando aquellas instalaciones y podrían  volver a poner en activo aquel paraje en el que muchos durante quizás más de cuatro décadas disfrutamos de la naturaleza y del compañerismo. Quizás esta situación de ruina el Ayuntamiento de Vinuesa la podía cambiar. Y de paso cambiar también algunos símbolos del pasado que ya están fuera de  lugar, exactamente igual que las bombas del Pilar, mostrando más sentido de la historia que el arzobispado y el cabildo zaragozano.

perspectiva de recuerdos

Quizás en mi próxima visita para la que no esperaré otros cuarenta años, algo haya cambiado para mejor. La esperanza es lo último que se pierde, dicen, ¿no?


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