Pequeñas mirillas que son grandes miradas a la libertad

Mikel Iturbe, en su artículo “Pequeñas mirillas”, (aquí publicado), nos ofrece una sincera y emocionante visión sobre lo que ha de ser la redacción de un diario, mediante un breve, pero a la vez profundo y certero, compendio de lo que hoy en día configura la profesión periodística. Asimismo, presenta una exacta y concreta descripción de lo que es el Sancta-Santorum de todo medio informativo, bien sea en formato de diario, revista, magazine, radio, televisión o en cualquier otro tipo de los muchos que existen: El equipo de redacción.

Estamos totalmente de acuerdo con su tésis, pero queremos añadir que nuestra redacción, pese a estar constituida por periodistas «amateurs», es un mundo mágico, al que nuestras diferentes visiones de la realidad convierten, como por arte de magia, en una torre de Babel actual, donde cada uno destila su propia ideología, compendio de ideas que, una vez sincronizadas, se tornan en agradable música.

Música, sí; pero escrita en letras; porque, la música es un idioma universal, un «esperanto» que atrapa a los seres humanos, quienes sacamos siempre algo positivo del mensaje que nos transmite, al igual que lo sacamos de esas frases escritas que en determinados momentos nos da por leer.

Cada oído registra la música según su propia sensibilidad; con la prensa escrita sucede lo mismo. Nuestros ojos la envían al cerebro y éste procesa y decodifica todas esas indescriptibles emociones que nos provocan los avatares de la vida diaria. Ignoro si este símil que he utilizado, en un arrebato de instantánea poesía, será el más acertado; pero hemos de asimilar sin ningún tipo de duda que la información escrita, con el paso de los siglos, se ha revelado como algo total y absolutamente imprescindible en nuestra vida cotidiana.

Una torre de Babel actual, donde cada uno                                       destila su propia ideología

Las noticias, bien tratadas por un equipo de redacción, con fiabilidad y objetividad, consiguen, al llegar a los lectores, despertar en ellos un cúmulo de variados e impactantes sentimientos. Sentimientos que son el producto del trabajo exquisito y minucioso que se realiza en las redacciones de todos los instrumentos mediáticos, cuya función es la divulgación y difusión de acontecimientos y eventos de todo tipo, poniendo a disposición del gran público la realidad diaria del mundo. Y esa realidad, por disparatada y cruel que nos parezca a veces, es la visión fresca del día, que se sirve esmeradamente, con la inestimable ayuda de la tecnología informativa, «al minuto», a los lectores ávidos de noticias.

También nosotros, desde nuestra humilde y modesta tribuna, «La Oca Loca», hemos encendido una llama que nos ha subido al tren de la divulgación cultural aunque, de momento, viajemos en segunda clase, pero es un gran honor compartir con vosotros nuestras ideas e inquietudes. Tus pequeñas mirillas, estimado Mikel, hacen madurar los exquisitos y muy variados frutos del árbol de los cerebros; son nuestras ideas, que esparcimos, en formato escrito y a los cuatro vientos; nuestro comprometido grito de guerra.

Al sobrevolar los muros y rejas de nuestro actual y peculiar universo, es cuando esa información que os proporcionamos adquiere su máxima fuerza; como el grito más desgarrador, resonará en valles y montañas, en cerros y llanuras y entre las esquinas de las calles, para que nos oigáis.

Con ese ímpetu, queremos canalizar nuestras voces y opiniones aglutinadas en ese «variado conjunto de retazos que ponderados y ordenados, se convierten en un todo», con el que pretendemos exponer la visión personal de nuestras ideas de forma inteligible y sentirnos un poco más útiles, felices y libres.

Por eso queremos que nuestra meta sea haceros conocedores de la más fiel y descarada imagen de nuestra realidad cultural, de esa realidad, tan diferente a la vuestra, que estamos viviendo, y provocar una llamada a vuestra sensibilidad, intentando que sea para vuestros oídos cual una alegre «tocata» matinal, pero sin «fuga», de ésas que, normalmente, acompañan a un café en el velador de un bar de cualquier ciudad o en la mesa de la oficina durante esos furtivos momentos de relax que nos concede el trabajo.

Estimado Mikel, desde «La Oca Loca» queremos transmitirte que, pese a no ser profesionales de la información, estamos dispuestos a suplir esas carencias volando bajo, como tú bien dices, rasando las copas de los árboles, los tejados, los campanarios e incluso las torres de alta tensión, pero tomando todas las precauciones posibles, sobre todo en cuanto a veracidad y fiabilidad, para no estrellar nuestro aparato, porque nosotros también somos conscientes de que el vuelo a bajas cotas entraña una serie de riesgos y que, por mucha experiencia y pericia que tenga el piloto que así vuele, en una fracción de segundo, si se comete el más pequeño error o despiste, todo se puede ir al traste, acarreándonos irreversibles consecuencias. En esta ardua tarea que hemos acometido, las horas y el esfuerzo es lo que menos nos importan.

Es una inmensa satisfacción poder saltar los muros de una prisión para haceros partícipes de nuestra particular forma de ver el mundo, y aportamos gustosamente nuestro acervo cultural y nuestro caudal humano (no en vano somos unos 500 internos de más de 30 nacionalidades), como una pequeña contribución para divulgar y engrandecer la cultura, siempre en la medida de nuestras posibilidades.

Al igual que en la Edad media los monasterios, aparte de ser centros religiosos fueron importantes nidos de cultura, una prisión no es sólo ese horrible lugar donde los que estamos recluidos cumplimos una condena, sino que también puede ser, ¿por qué no?, al igual que los antiguos monasterios, un vivero de ideas y un tubo de ensayo donde generamos cada día el virus que hará brotar en vosotros la ansiedad por conocer nuestra cultura e información, esos bacilos que pretendemos inocularos y que, sin duda, os enriquecerá.

No queremos dejar de romper una lanza en favor de todos los presos, ante todo personas que por muchos errores que hayan cometido en su vida al equivocar su camino, también deberían tener derecho a ser perdonados, pues muchas veces la doble moral que la sociedad esgrime ante nuestra condición no sólo nos bloquea cualquier posibilidad de reinserción en la sociedad, sino que a muchos les veta cualquier oportunidad laboral, obligándoles a reincidir.

Por ello, desde aquí queremos hacer un llamamiento a los poderes mediáticos, prensa, radio, televisión, para pedirles que no prejuzguen a los presuntos culpables de un delito, hasta tanto no se haya determinado, en un tribunal de Justicia, y con las debidas garantías constitucionales, la culpabilidad de los mismos. Pero, por desgracia, en muchas ocasiones los poderes mediáticos se colocan por encima de la justicia y emiten su inapelable sentencia antes de que el juicio se celebre, al más puro estilo del reinado del terror francés, bajo las férreas manos de Danton, Marat y Robespierre, cerebros de la revolución francesa, donde los juicios se hacían sin ninguna garantía y, fueses culpable o no, ibas «de cabeza» a la guillotina.

Y nunca jamás os avergoncéis de ese familiar                                          o ese amigo que tenéis en la cárcel

Y, nunca, nunca jamás os avergoncéis de ese familiar o ese amigo que tenéis en la cárcel, porque lo único que está haciendo es purgar la pena del error cometido y ahí es donde más os necesita, en los momentos más difíciles de su vida, cuando la desesperación y la soledad llaman cada minuto a su puerta.

Nosotros, por nuestra parte, sólo queremos agradeceros de corazón a todos los que nos apoyáis, tanto a los voluntarios que vienen a compartir con nosotros sus pocos momentos libres, como a quienes leen nuestra revista «La Oca Loca», esa fuerza interior y esa calidad humana que nos regalan casi a diario y queremos hacerles saber que nuestro cariño y aprecio es para ellos.

También queremos haceros saber que hablar de la cárcel no es un asunto fácil, pues siempre ha tenido algo de «tabú», aunque cada vez menos, porque entre los delincuentes normales, sea cual sea su delito, hay también personas influyentes, políticos, destacadas figuras de algunos campos e incluso, ¡fijaos que paradoja!, también podrían estar incluso el policía o el guardia civil que nos detuvo a nosotros. Porque si algo hemos de tener claro todos los españoles es que, en cualquier prisión, podemos tener reservada una «suite» con todas las comodidades, sin necesidad de pagar comisiones a ninguna agencia y en régimen de «todo incluido», a cuenta del Estado. Pero mejor procuremos no tener que utilizarla nunca.

Para terminar, queremos agradecer muy especialmente a Mikel Iturbe y a «Heraldo de Aragón» que estén haciendo posible que, con la magia de la divulgación y con su incondicional apoyo, «estas pequeñas mirillas se conviertan en grandes miradas a la libertad».

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