Más allá de la Ciencia: Cap.1º La sabiduría siempre ha existido

Escrito por: Quintín Gª Muñoz

Estimados amigos lectores:

En primer lugar agradecer al equipo de La Oca Loca la confianza que han depositado en mí, al invitarme a participar como escritor en la revista la Oca Loca. También deseo recordar a ése grupo de escritores que permanecen en el centro de Daroca, de los que aprendí que el anhelo por la sabiduría no tiene barreras, y es un fuego que puede llegar a arder en los corazones de cualquier ser humano, sean cuales sean sus circunstancias en la vida. Y puesto que la actividad cultural se extiende a otros centros, darles mi más cálida bienvenida, aunque también comienzo la atractiva singladura en este nuevo foro donde cada uno puede expresar distintas concepciones del mundo.

Más allá de la Ciencia

Capítulo I –La sabiduría siempre ha existido.

Aunque el título Más allá de la Ciencia podría parecer indicar que los científicos están anclados en conceptos arcáicos nada más lejos de la opinión que el autor de este artículo tiene de ellos. Desearía hacer referencia a un párrafo escrito por Alice Ann Bailey en los años 20, es decir hace ya, casi, un siglo: “ El conocimiento de que todas las formas manifestadas son formas de energía de las cuales la forma humana no es una excepción, la humanidad se lo debe a la ciencia y no al ocultismo. La demostración de que la luz y la materia son términos sinónimos es también una conclusión científica”.

Los científicos están considerados por la misma escritora como “los magos del futuro”. Y puesto que esta escritora publicó sus libros enre los años 1920 y 1945, aproximadamente, se puede comprender que ya entonces se intuía el desarrollo imparable de la ciencia, que estamos conociendo actualmente. Es tan rápido, que cuando alguien sale por la puerta de la universidad con su título en la mano, de seguro que en alguna parte del mundo ya se ha demostrado algo todavía más innovador.

Surge, pues, una pregunta curiosa: Si la ciencia avanza a tan gran velocidad, hasta el punto que la sociedad no es capaz de seguirla y de comprenderla, cómo puede ocurrir la paradoja de que alguien, un escritor apenas conocido, pueda atreverse a escribir bajo un acápite de una revista que se titula “Más allá de la ciencia”.

Mi querido amigo lector. Cuando en una noche oscura, lejos de la ciudad, se observan las estrellas, que cada día los propios astrónomos se preocupan de aumentar su número, no siendo suficiente el de nuestra propia galaxia, que también se aventuran a decirnos que existen miles de miles de miles de galaxias…entonces cada ser humano, que es libre de pensar lo que quiera, si bien según sea su forma de pensar le hará estar más o menos adaptado a la vida, se da cuenta de que antes de que existieran los hombres en la Tierra, antes de que los animales y las plantas cubriesen los océanos, las planicies y las montañas… antes ya existía la sabiduría que creó los soles y los planetas. O las leyes abastractas e incompresibles por las que aparentemente, sin ningún Rector de los universos visible, los universos se fueron desarrollando y evolucionando o muriendo y renaciendo en cada rincón del Universo Infinito.

Como se dice en algunos lugares, la sabiduría del sabio y la cortedad del que no piensa, convergen en un punto. En este caso creo que se podría afirmar que la admiración por el universo es algo común a cualquier mortal que permanezca unos minutos mirando un atardecer, para luego descubrir los miles de estrellas.

La admiración por el universo
es algo común a cualquier mortal

Un sabio que comprendiese las leyes del Sol que en forma de luz y energía determinan el desarrollo de la Tierra , podría afirmar que los principios de la Naturaleza en esta tierra dependían de un centro de energía viviente. Vería desde nuestra estrella cómo se formaba la Tierra, y cómo a través de millones de años esos impulsos limitaban el crecimiento de desarrollo un planeta de tamaño mediano. Desde su posición privilegiada podría decir que las leyes existían antes que el hombre.

El hombre normal, natural, sumido en la vorágine de los acontecimientos y sin posibilidades de pensar por no tener tiempo para hacerlo, también podría mostrar su admiración por tal verdad, aunque realmente no comprendiese su afirmación. Pero comprendámoslo o no, antes de que la vida y la sabiduría de los hombres existiese, las leyes naturales ya estaban establecidas.

Así pues, ciertas afirmaciones de seres, extrañamente sabios, que han existido a lo largo de toda la historia humana, tal y como se conoce, de momento, se están haciendo ciertas conforme se desarrollan imparables e inexorables los descubrimientos científicos. Se dice que el Sol es una estrella de doce pétalos. Hasta hace cincuenta años, esto sería calificado de gran estupidez y majadería. Pero no hace mucho, tenía en las manos la fotografía de la Tierra y de su campo magnético con gran profusión de imágenes de cómo parte del viento solar era desviado de la superficie del planeta.

Si alguien mencionaba el aura de las personas, podía ser…socarrado en algunas fogatas, pero da la impresión de que el aura es la expresión del campo magnético que crea un ser humano vivo. Actualmente se aplican los rayos de luz en la medicina, hasta el punto de llegar a quemar las células.

Así pues, miremos por donde miremos, parte de la sabiduría antigua, se está convirtiendo en realidad en nuestros días, si bien se utilizan otros términos. Nos dicen los antiguos que “así como arriba es abajo” . Es verdad que esta expresión no se puede extrapolar a cualquier asunto pues caeríamos en extraños conceptos lejos de la ciencia, y que al final nos sumirían en la superstición, que debe ser eliminada por todos los medios.

Tal vez se podría afirmar que el ser humano es un campo magnético de energía que tiene un eje central de electricidad paralelo a la columna vertebral, y que sus pensamientos y visualizaciones son capaces de reactivar conscientemente ese campo magnético esférico, lo que puede ser visualizado por algunos, y sentido por otros. Es decir, que un ser humano es parecido a un sol, a un planeta, o a un átomo en su constitución eléctrica.

Bueno…amigo lector… Espero no haberme excedido. A veces algunas expresiones pueden ser tan extrañas que nuestro cerebro parece que no lo va a resistir.

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1 comentario

  1. FELICITACIONES, ME GUSTA COMO ESCRIBE, SIGA ASÍ, SUS LIBROS Y ARTÍCULOS SON PARA TODOS LOS PÚBLICOS . GRACIAS Y “QUE LA CIENCIA LE ACOMPAÑE”

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