Escrito por: Miguelina Lambraño

Catorce mujeres de la prisión de Zuera hemos disfrutado de unos días de descanso y convivencia en un pequeño pueblo del Pirineo aragonés. Esta maravillosa experiencia ha supuesto para nosotras un avance personal en esta etapa de nuestras vidas.

Hemos reído, cantado, llorado, bailado, gritado, jugado… exteriorizando nuestros sentimientos, compartiendo nuestras emociones y estrechando lazos de amistad.

Durante estos días ha reinado la armonía y hemos sabido resolver nuestras diferencias a través del diálogo y la escucha de la otra persona, arropadas por la vida de una naturaleza que nos invita a agradecer a la vida que tanto nos da. Durante estos días hemos tenido la oportunidad de descubrir el verdadero sentido de la vida, que se manifiesta en los pequeños detalles que la vida nos regala.

A través de juegos, cantos, cine y dinámicas hemos podido descubrir la bondad y la belleza que somos y como Dios padre abraza nuestra vida tal como ES y tal como ESTÁ.

 Porque el paraíso está
dentro de nosotras mismas

Hoy, desde todo lo vivido, sentimos que haber sido invitadas, ha sido un gran privilegio. Un privilegio compartir nuestra vida con las religiosas de Santa Ana; mujeres llenas de vida, con una gran disponibilidad y enormes deseos de acompañar nuestro camino. Ellas nos han inyectado dosis de cariño, comprensión. Dulzura, gratitud y admiración.

Sentimos una enorme gratitud hacia aquellas personas que han hecho posible que esta semana no haya sido un bello sueño, sino la pura y verdadera realidad. Hemos vivido en el paraíso, y todos podemos hacerlo, porque el paraíso, está dentro de nosotras mismas.

Gracias a la capellanía de Zuera, en especial a la hermana Mª Carmen que con tesón y paciencia hace posible, lo que parece inalcanzable. Gracias por confiar en nosotras.