La Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Zaragoza con el C.P. de Daroca en Caminos de Libertad 2011

Escrito por: Elena, Trini, Marta, Nacho y Montse (Voluntarios de la Pastoral Penitenciaria de Zaragoza)

Meta, compromiso, sacrificio, esperanza, compartir, reflexionar, descubrir, agradecer… estas son algunas de las palabras que han acompañado esta primera experiencia del programa Caminos de Libertad.

Desde la Delegación de Pastoral Penitenciaria , hemos compartido el camino que nos llevaba desde la comarca del Bierzo en León hasta la tan ansiada meta en Santiago de Compostela, más de 120 kilómetros andados, donde hemos reído, cantado, soñado, sufrido y lo más importante compartido mucha vida, mucha vitalidad y mucha profesionalidad.

Es momento ahora que hemos llegado a la meta de ser agradecidos con todos y cada unos de los participantes de este camino, con los profesionales que en todo momento han estado dedicados a su labor y han acompañado nuestros pasos cuidando la logística, la organización y los objetivos de cada una de las etapas, gracias por vuestra disponibilidad y buen hacer y sobretodo por vuestra flexibilidad, acogida y participación de buen grado cada una de las sugerencias o actividades planteadas en las duras etapas de cada día.

Queremos agradecer también a todos los internos que han caminado cada día junto a nosotros y han llenado nuestro camino de inquietudes, nuevos retos, esperanzas y sueños, pero sobretodo porque siempre han estado dispuestos a compartir con sus compañeros, con los profesionales y con los voluntarios.

No nos queda casi nada que contar
pero sí mucho que seguir recordando

Gracias a los que cantaban, a los que preparaban la comida, a los que caminaban delante marcando el ritmo, a los que se preocupaban en descubrir fauna y vegetación en el camino, a los que las ampollas no les dejaban caminar, a aquellos que su objetivo era llegar, a los que soñaban despiertos en el camino, a los que pensaban que el peso de sus botas y sus mochilas les hacía más fuertes y más humanos.

Gracias a todos los que descubrían a Dios en cada parte de la senda andada, a todos los que encontraban las flechas aunque estuvieran escondidas, a aquellos que se preocupaban de que nuestros músculos estuvieran a punto, a los que mirando por la cámara de fotos no se dejaban pasar ninguna imagen del camino, a aquellos que estaban pendientes de compartir su agua, a los que tenían la responsabilidad de contar kilómetros, aquellos que aun no siendo muy habladores compartían desde su silencio, en definitiva, a todos los que iniciaron este camino y que llegaron a la meta.

No nos queda casi nada que contar, (cada día hemos emitido la crónica de nuestro camino en La Oca Loca) pero si mucho que seguir recordando, nos acompañan nuestra vieira, nuestra calabaza, nuestras flechas, nuestra mochila, nuestras botas y nuestro bastón, pero sobretodo nos acompaña la hospitalidad de cada una de las personas que se han cruzado en nuestro camino, ofreciéndonos agua, manzanas, orientación,… y el mensaje que cada uno de nosotros seguro que no puede olvidar…

¡BUEN CAMINO PEREGRINOS!