Letras vacías

En alusión a “Carta a una libertad definitiva”, publicada en la Revista “La Oca Loca” el 06/09/09

Ya ha pasado un tiempo desde que lancé al aire unas letras dirigidas “a una libertad definitiva”. Pero lo escrito, respaldado por una esperanza que más rayaba lo utópico que lo real por aquello de que confío en la reinserción de las personas, también de manera figurada, lo tiro ahora mismo a la basura. No sirvió para nada.

Es verdad que el tipo de afecto que hemos recibido en la infancia nos encauza hacia una dirección u otra en términos de rasgos de personalidad, pero es igualmente cierto que los errores que cometemos siendo adultos nos sirven de maestros para no volver a caminar por la misma senda, nos aleccionan. Sé también que se dice eso de que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, pero… ¡¿demasiadas…?!

Cuando alguien ha besado el barro y se empeña en seguir con su cara metida en el lodazal, a pesar de que pueda levantar la cabeza durante breves periodos de tiempo en los que se entronice y se crea algo que no es real, sinceramente ha elegido. El libre albedrío lo tendrá o no emponzoñado u obnubilado por las tormentas de sustancias que colecciona dentro, pero el caso es que lo sabe, que es conocedor de las consecuencias. Las patadas y destrozos por su falta de control de los impulsos (por no mencionar, además, alteraciones neurológicas) se las está dando a sí mismo. Una puerta o una pared pueden restaurarse. No hay problema, salvo el económico, de quien tenga la desgracia de vivir con este tipo de personas, pero los daños emocionales o físicos, las amenazas de muerte y otras lindezas por de ese estilo que reciba no puede ni debe soportarlos.

Se empeña en seguir
con su cara metida en el lodazal

La juventud se pasa, la madurez (inmadurez en este caso) llega y la senectud se emborracha de las memorias de las anteriores. Todo pasa factura.

Muchacho, tus hermanos viven por desgracia en mundos que no han elegido y el tuyo…a pesar de las ayudas que tus padres se preocuparon de proporcionarte y de las que tú has hecho caso omiso (¡muchos las quisieran!), ya que según crees no las necesitas, LO ESTÁS ELIGIENDO TÚ.

Las faenas de aliño con los morlacos a los que te enfrentas no harán que se los lleven enseguida al desolladero.

¡Tú irás delante, seguro!

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