No lo sé pero… ¿Sapiens?

Allá por el siglo XIV, el obispo Jagellón de la muy polaca ciudad de Cracovia, donde fundó, como no podía ser menos, la muy renombrada Universidad Jagellónica (no se quebró la cabeza para bautizarla), se jactaba de haber reunido “todo el saber universal” en su impresionante biblioteca.

Biblioteca Jagellónica actualAunque el prelado exagerase un poco en cuanto a la magnitud del conocimiento allí reunido, es posible que atinara en lo sustancial: Pocas cosas escapaban a su devoción por el catálogo de sabiduría. Tan impresionante fue la librería que llegó a reunir 400 volúmenes. Mucha teología, cuarto y mitad de astrología, un poco de matemáticas (bueno, de geometría), de botánica, de rudimentos médicos, de copias y manipulaciones interesadas de textos antiguos…En fin, todo aquel “saber universal” cabía holgadamente en un actual lapicero de memoria (“pen drive”) de menos de un giga de capacidad.

La primera biblioteca Jagellónica, la que fue envidia de la cristiandad y desasosiego de infieles, vista con ojos del siglo XXI, era una auténtica filfa, una estafa intelectual. El obispo Jagellón disponía de un volumen de información muy inferior al de cualquier ciudadano actual, incluso si establecemos la comparación con eso que se da en llamar “tercer mundo”. Los libros, los medios de comunicación (sobre todo la televisión e Internet), los transportes rápidos…han puesto a disposición de cualquiera (censuras al margen, que haberlas háylas) un caudal de conocimiento inmenso.

Y, aún así, son legión
los que reniegan de la ciencia

Y, en cuanto a la calidad de esa información, mejor no establecer comparaciones. Cierto es que en los medios, en la tele, en Internet, en muchos libros, no se aporta absolutamente nada al saber humano; antes bien, se resta credibilidad al concepto de “homo sapiens”. Pero en la responsabilidad de cada uno está saber discernir el grano de la paja.

¿sapiens?¿Significa esto que hemos progresado en sabiduría y bondad?, ¿que en siete siglos hemos aprendido a convivir, a respetar, a debatir con argumentos, a reconocer errores? Me temo que la respuesta es: Rotundamente NO. Somos una especie que ha tenido mucho éxito evolutivo (tanto que corremos serio peligro de morir, de extinguirnos, de puro éxito) y que, al mismo tiempo, no ha superado la gran paradoja: A mayor desarrollo científico y tecnológico, mayor es el número de adeptos a las creencias mágicas de todo tipo.

Volamos, disponemos de frío y calor a voluntad, superamos el dolor y muchas enfermedades, vivimos 30 años más que nuestros bisabuelos, nos comunicamos a velocidad vertiginosa, hacemos la luz pulsando un interruptor, hemos colonizado los ecosistemas más extremos…Y, aún así, son legión los que reniegan de la ciencia, los que están dispuestos a matar a todo aquel que no crea en su doctrina, los que buscan refugio emocional en los extraterrestres, los videntes, los antiguos egipcios, los templarios, las pulseras magnéticas o la homeopatía, por poner sólo unos ejemplos.

Entre la vanguardia del pensamiento científico y humanista y la cultura popular sigue creciendo un abismo excesivo y aterrador. ¿Somos realmente “sapiens”, alguien que piensa y actúa en consecuencia, o simplemente buscamos donde sea y al precio que sea una coartada para justificar nuestra renuncia al pensamiento creativo y crítico? No lo sé, pero…

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1 comentario

  1. Muy bien, Miguel,, Cómo no?.Lo comparto. Salud

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