Editorial

Escrito por: Alejandro (Director del C. P. de Huelva)

Sólo unas palabras para agradecer a la “Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Madre de la Consolación y Correa en sus Dolores” el compromiso de apoyar, en estos tiempos de crisis, la revista “Nuevo Rumbo“, que satisface, en alguna medida, una necesidad acuciante en un Centro Penitenciario: la comunicación. En una prisión se hacen cosas muy distintas y corremos el peligro de encasillarnos y ver la cárcel solamente desde nuestra perspectiva circunstancial.

De esta manera, conocemos los intentos de algunos profesionales y el esfuerzo de unos internos por cumplir nuestro específico mandato constitucional: la orientación de la pena privativa de libertad hacia la reeducación y reinserción social. Si esta orientación no fuera aprehendida por las personas las condenas se quedarían, para todos, en un antipático y estéril cumplimiento.

Hoy la droga no es un problema de falta de información o una afirmación de rebeldía. Quizás sea un problema de falta de sentido de la propia existencia. Del miedo a ser personas libres. De planteamientos de vacío. Y los vacíos tienden a llenarse.

Ciertamente, es más cómodo no pensar y vivir adocenados. Pero eso no soluciona nada. La droga es una de las grandes estafas de nuestro tiempo. Nadie se hace drogadicto tras una reflexión consciente.

Aplaudo la valentía de los que piden ayuda cuando se encuentran atrapados en el complejo mundo de la droga. Los éxitos, por ser profundos (un tiempo sin drogarse, adquirir la capacidad para disfrutar de los placeres sencillos, recuperar la ilusión por aprender, mejoría física, vuelta de la vida familiar, inserción laboral, mejores amistades), son difícilmente mensurables.

Aplaudo la valentía
de los que piden ayuda

Agradezco a los profesionales y voluntarios de la UTE su implicación. He visto la satisfacción personal y profesional que obtienen.

Quiero, igualmente, desde estas líneas, reconocer a toda la plantilla el alto nivel de profesionalidad y compromiso que he observado en las pocas semanas que llevo en la tarea que me han encomendado. Nadie sobra en la difícil misión que la sociedad nos asigna: la orientación hacia la reeducación social al ejecutar las penas privativas de libertad. Para todos, mi saludo más cordial.