Y a tí ¿qué te apetece?

    Escrito por: Rayuela

    Llevo unos días notando que en mi paladar falta algo… No sabía que era, todo lo que como me sabe igual. Pensé que había perdido el apetito, o sencillamente estaba baja de moral por la situación en la que estamos…

    El otro día mirando la tele en mi cuarto, vi un anuncio de la mítica cadena hamburguesera McDonalds, ahí me di cuenta. ¡Increíble pero cierto! Me muero por un menú McRoyal con patatas deluxe, acompañadas de salsa de mostaza agridulce, con una Coca¬cola con hielo, y de postre un Sandy de caramelo con cacahuetes picados… ¡Ummm, que rico! Se me hace la boca agua solo de pensarlo. Además, si acompañamos el menú con vistas a la gran Rambla de Cataluña (Barcelona), con ese va-i-ven de gente, tan característico, donde se encuentran personas de todas las nacionalidades, religiones y razas diferentes, entonces sí es espectacular.

    Después de darme cuenta de cuál era mi “mal-estar” pensé: ¿No puedo ser la única que tenga ganas de algo especial? Así que me decidí a preguntar a algunos de mis compañeros qué les apetecía más.

    Un compañero colombiano, me comentó que le encantaría volver a comer Patacones, una especialidad colombiana que consiste en que se coge un plátano macho y se pone a cocer. Después se amasa y se pone dentro de una plancha doble (para hacer algo así como una especie de torta), más tarde se sofríe en una sartén con abundante aceite. Una vez frito se sirve a gusto: ya bien lo pueden acompañar con pollo desmigado o carne picada, tomate frito, cebolla pochada, pimiento asado… ¡Y buen provecho!

    ¿No puedo ser la única
    que tenga ganas de algo especial?

    También, cómo no, ¿a quién no se le hace la boca agua pensando en un buen entrecot? Pues sí, un buen entrecot hecho a carbón, como un buen asado argentino lo requiere, acompañado de unas deliciosas patatas fritas y un buen vino tinto seco.

    Y a estas alturas ¿qué falta? Una magnífica parrillada de marisco: gambas saladas, gambas a la plancha, coquinas, ostras, mejillones, cigalas… y en medio de la bandeja, una langosta enorme que hace que se te caiga la baba antes incluso de probarla. Y si esta cena especial nos la encontramos en el maravilloso restaurante El Higuerón, situado en la colina de la autovía que une Málaga con Fuengirola, con la brisa del mar acariciándote el rostro, el sonido de las gaviotas sobrevolando el faro y a unos cientos de metros más allá, los majestuosos yates amarrados a puerto… Creo que no hay nada en el mundo que lo iguale.

    Después de tanto comer y comer, ¿nos vamos de fiesta?  A Buda, sin duda alguna, en el centro de Madrid, rodeados de gente V.I.P. y nos tomamos un ron Matusalén con Coca-cola y limón exprimido… A veces, sencillamente necesitamos no ver la realidad.

    Soñar es gratis y para gustos los colores, compañeros. Nunca olvidéis que “COMERTE UN SUEÑO, ES LO QUE HACE QUE LA VIDA SEA INTERESANTE”.

    ¿Y a tí qué te apetece?

Imprimir artículo Imprimir artículo

Comparte este artículo

Deja un comentario

Por favor ten presente que: los comentarios son revisados previamente a su publicación, y esta tarea puede llevar algo de retraso. No hay necesidad de que envíes tu comentario de nuevo.