El hueso de la lengua del Dorado (Aclaración sobre el cuento “El talismán”)

Hola amigo espero que estés bien y feliz junto a los tuyos.

Nosotros en el hemisferio sur estamos en primavera, una terrible primavera considerando el calor abrasador que hace y que a la vez es el preludio de un verano terrible.

costa chaqueña Te explicaba en la carta anterior que el cuento TALISMÁN abre las puertas a dos temas primordiales de gran interés sobre la idiosincrasia del lugar donde vivo. Haciendo honor a mis pensamientos, ‘que todos los escritores deberían asesorar a sus lectores de costumbres y entorno donde se realizó el escrito, para que el lector comprenda cabalmente lo que trataba de contar’, a la vez que está cumpliendo con el deber de enseñar.

Tomo la primera parte de los detalles del cuento refiriéndome a la esencia misma del relato, y como hace 30 años que pasó, te cuento solo lo que recuerdo, por respeto más que por falta de imaginación. Te lo redacté así, recordando todo lo que pude, paso a paso:

“Aquella invitación de uno de los trabajadores de ese grupo en particular. Era el año 1982. Todos hacíamos labores en una fábrica de pre moldeado en yeso, pero ellos además continuaban con su tarea de siempre, casi hereditaria, de pescadores profesionales en el Río Paraná. En esta oportunidad era en la casa de Moncho, joven como nosotros, hasta quizás más, sin vicios, que vivía a la derecha del camino.

Este sendero de arena mal delineado conducía a los niños desde la zona del destacamento frente al tanque hacia a la escuela. También a los acopiadores que compraban los productos de las faenas pesqueras, a los habitantes a sus moradas, bueno a todos en ese barrio.

Aquel pez al que llaman
el tigre del Paraná

Nos retiramos al medio día de ese sábado de no sé qué mes, solo estoy seguro que era verano. No un verano común como el de cualquier lado, uno de acá del Chaco con más de 50ºC a la sombra, a la sombra rala de los arboles, en esa casa como todos las de los lugareños, precaria, sencilla y fresca, con un gran patio de tierra bien barrido.

El huesoAl llegar al reparo del Algarrobo ([1])  lo pudimos apreciar en toda su magnitud y por un suave aroma delicioso, allí en medio de parrillas superpuestas estaba extendido y a la vez aprisionado como un sándwich, el pescado cosido y cubierto con un lienzo. Era un Dorado de 13 kilos, aquel pez al que llaman el tigre del Paraná porque posee gran ferocidad al atacar a sus presas, además de una mandíbula poderosa con dientes muy afilados, en conclusión es un asesino magnificado por los deportistas pues no existe otro pez que ofrezca una lucha tan dura como este cuando es atrapado.

Claro, que ante nuestra vista, parecía más delicioso que feroz. Había sido abierto de la cola hasta la cabeza por el lomo y rellenado con una mezcla de abundante cebolla picada, cebollita de verdeo, perejil, ajo, jugo de limón, pimenta, orégano y sal. Fue colocado todo junto y se cocinó con los jugos del animal y lo impregnó con sus esencias; la verdad es que tenía sabor exquisito.

Debieron darnos cubiertos porque eran personas muy atentas, aunque el próximo recuerdo que perdura en mí, es todos de pie riendo (y seguramente, porque no recuerdo algunos detalles, Rubén y yo nos bebimos un vino tinto con hielo).

Luego contaron experiencias de sus pescas, la noche que me asusté en la punta de la isla e hicimos bromas varias, hasta que uno de ellos cortó del pescado por debajo de la mandíbula hasta llegar al interior de la cabeza y luego de un breve silencio ante la expectativa creada, me contó que los antiguos pescadores decían que este pez lleva debajo de la lengua un huesito llamado “San Antonio” y que el pescador que lo consiguiera tendría la ventaja de poder atrapar a muchos peces. Allí me lo regalaron y aun lo conservo, pero como no soy pescador, jamás sabremos si es superstición o magia buena de los viejos rivereños. Aquellos días felices no solo eran días mansos y ardientes, también fueron los días secos de Antequera en ese año; este detalle es muy importante porque unos meses después llegó una terrible inundación que lo destruyó todo y al retirarse las aguas varios meses después no quedó nada en pie, pero no le hizo ni mella a nuestra amistad que aún perdura con la misma fuerza que entonces.”

 

[1] Algarrobo: Los algarrobos son árboles nativos de la República Argentina, de sombra rala, se extienden a las provincias del centro y norte de país. El uso de la madera de algarrobo varía según las especies y regiones pero, en general, se utiliza para combustible e infraestructura rural, siendo notable la demanda que existe para carpintería y fines artesanales. Es una especie de gran rusticidad y resistencia a la sequía, pero es de un desarrollo lento y sus hojas son perenes. también sus frutos son chauchas y están ampliamente utilizados.

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TE dejo 4 fotos del huesito (que aun lo tengo en mi poder) y el afecto de mi corazón, junto a un abrazo interminable de escritor y amigo, …

…y un hasta pronto.

Roberto Attias

 

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