La vida entre rejas

Escrito por: Achi

¡Qué diferente sienta el aire, el sol, la lluvia, estando en la calle o estando encerrado! Los fenómenos atmosféricos son iguales, pero saben y se saborean de distinta forma. En prisión todo se magnifica, para peor normalmente. Hasta un rayo de sol “quema” más, creo que porque ya estamos quemados de nosotros mismos, de la rutina y de ver como pasa el tiempo tan lentamente.

ENTRE REJAS 2Cuando se está “libre”, la vida fluye con sus altibajos y va por derroteros que, a veces, nos traen hasta aquí. Hay que dar gracias a que esas ocasiones son una minoría. En general, en la vida, nos comportamos como hay que hacerlo y parece que una mano aciaga nos conduce por otros derroteros hasta acabar aquí. Digo acabar porque tenemos que pagar a la sociedad la falta de respeto que hemos tenido hacia ella. Pero la vida continúa y, como decía alguien: “De la cárcel se sale; no se sabe ni cuándo ni cómo, pero se sale”.

El fin de la privación de libertad, se supone que es “reeducarnos” y “reinsertarnos” entre los demás ciudadanos. Creo que lo primero es un poco difícil cuando se vive en un “mundo” no muy educado, y para reeducarse es necesario haber estado educado, pedir esa educación y después, volver a encontrarla. La cárcel no ayuda mucho que digamos, más bien, al contrario. Hay que tener mucha fuerza interior para no olvidar esa educación que todos tendríamos que tener y no dejarnos llevar por los impulsos que a lo largo del día nos acometen, y dejarlos a un lado, pensando que todo pasa y los malos momentos también.

La vida entre rejas no es vida,
es un paréntesis que nos motiva

La otra premisa de la reclusión es la “reinserción” en la sociedad. No sé cómo funcionará, pues todavía no me ha tocado conocer qué se siente siendo un “ex recluso”. Todavía soy reclusa de pleno derecho (ja, ja). Lo que oí es que cuando sales de permiso crees, de manera infundada, llevar un letrero luminoso en la frente en el que aparece la palabra “ex reclusa”, con un traje de rayas y una bola, y que todo el mundo va a adivinar de donde has salido hace unas horas. ¡¡Craso error!! Ese traje lo llevamos nosotros en nuestra cabeza y, gracias a Dios, la gente no lo nota y nosotros, hora tras hora, lo vamos olvidando.

De todas maneras, como pongo en el encabezamiento, la vida entre rejas no es vida, es un paréntesis que nos motiva, hace reflexionar, arrepentimos y con un poco de esfuerzo por nuestra parte, nos enseña a valorar las cosas, pocas o muchas, que tenemos fuera. Sobre todo, nos enseña a querernos, a querer a nuestra gente, si la teníamos un poco olvidada.

Espero que, si leéis estas líneas los que estáis dentro, consigáis la fuerza necesaria para vivir aquí y aprender que fuera la “vida es mejor”, por dura que sea; y a las personas que están fuera, decirles que también somos seres humanos como ellos y no nos cataloguen de “malos”. En la cárcel es -por desgracia- muy fácil entrar, pero mientras salga el sol, la luna y las estrellas, todos volveremos a verlas, unos más pronto que otros, sin barrotes que nos corten un poco el paisaje.

Aprovechemos bien nuestra estancia en prisión y salgamos fortalecidos, llenos de todo lo bueno y, sobre todo, disfrutemos de la vida que, a pesar de todo, es BELLA, GRANDE y MARAVILLOSA.

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1 comentario

  1. ÁNIMO, LA LECTURA Y ESCRIBIR LOS SENTIMIENTOS, ES LIBERTAD…….

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