Llanto gitano

(Desayunando con Lorca en un sueño,
Que tuve a la siesta)

  

En la callejuela de los encantos:

 Llanto,

Suspiro gitano,

No alcanzó a pagar por ti y vendió

Las alhajas, el carro, los caballos,

 

El burdel estaba encendido,

Llevabas en el pelo un pájaro,

Holgando al viento los sentidos,

Perfumándolos,

Confundiéndose con el humo

Azul,

 Y el gris del mercado, en círculos

De tu vestido,

Como rosas rojas en el bordado,

Lo esperabas a él,

Ya,

Sin mujer y sin granero,

Pudiendo concretar al fin el pago,

Con quien niña vil te compró,

Y allí te había iniciado.

 

Comenzabas a sentir bella y moza,

Ya nunca más extrañarlo,

En la oscura habitación de luna

Y alameda,

En que a escondidas del pueblo se amaron,

Noche

De estrellas sordas

Fueron

Iluminando todo el campo

Y sin descanso:

 

Tela, sudor, bordado:

Vino èl, almeja tú,

Embebieron se y mojaron,

Tierno pan de trigo fundiendo,

 Fruta de miel entre los labios,

Flamenca y serena,

Yegua en flor,

De azucena y de cardo,

 

Tú:

Guitarra  y castañuelas,

El:

Zamba y cajón Peruano,

 

Todo el tiempo detenido allí,

Dulce, lobuno y blanco:

Vino él,

Almeja tu,

Flamenca en su pecado

Descomulgado,

Cuerpos como enredaderas,

De insomnio de amor trasnochado,

Y mientras,

Le ves ahora,

Por la callejuela triste de los encantos,

Entiendes que no ha podido por ti,

Pagar lo que acordó el gusano,

 

Llevabas en el pelo aquel día,

Un pájaro perfumando,

Estabas esbelta y sabías,

Que serías mujer de bien,

En el pueblo de Milmarcos,

 

Donde al llegar comenzarías,

Vida de arriendos,

De frutales y trabajo honrado,

Y no es que suspira y suelta

Por ti tórrido llanto,

El sabe que volverá por las malas,

Y  matará si es necesario,

 

Teme que en Milmarcos un día,

Moscas del ya podrido gusano,

Les encuentren y echen fuego al sueño,

 Les maten o al niño hagan daño.

 

Ya está por caer la luna,

¿Estamos en Granada o Buenos Aires?

No sé pero el final se acerca, Federico,

Y correrá mucha sangre…