La UTE de Villabona en el Congreso (2)

DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES

Núm. 31 25 de septiembre de 2012

Cortes Generales

Se abre la sesión a las once horas de la mañana.

El señor PRESIDENTE: Buenos días, diputados, diputadas, senadores. Tenemos entre nosotros a cuatro miembros de la Unidad Terapéutica Educativa de la prisión de Villabona, en Asturias.

La visita allí fue para nosotros una de las actividades más interesantes que hemos hecho en nombre de esta comisión mixta; esta comparecencia ha sido solicitada de manera unánime por quienes estuvimos en aquella ocasión. Ahora damos un paso más con la presencia de estos profesionales, que explicarán a los demás miembros de la comisión mixta la experiencia, que a nosotros nos pareció extraordinaria, de la Unidad Terapéutica Educativa. Estas unidades terapéuticas educativas se extienden ya a dieciséis centros penitenciarios y, por tanto, son una experiencia de importancia nacional y yo diría que también internacional.

 

A continuación, tiene la palabra el maestro don Manuel Ignacio N. C.

El señor N. C. [Maestro de la Unidad Terapéutica Educativa (UTE) del centro penitenciario de Villabona, Asturias]: Buenos días a todos y a todas.

Me voy a encargar de hablar del segundo de los adjetivos que califica a la unidad, que es precisamente el educativo. Para hacerlo, me voy a referir a nuestro objetivo general, que ya recoge la existencia de todo el proceso que llevamos a cabo en la UTE de una educación integral. Esto va a suponer que durante el tiempo de permanencia del interno y la interna con nosotros, en la cárcel, en la unidad terapéutica, va a adquirir una serie de conocimientos, destrezas, habilidades que incluso le van a servir tanto dentro como luego en el exterior, una vez que sea excarcelado, al mismo tiempo que va a modificar hábitos; de unos hábitos poco saludables pasará a unos que van a ser mucho más saludables, y al mismo tiempo cambiará conductas, que, lógicamente van a favorecer su inserción social.

grupoAl hablar de educación integral fundamentalmente nos referimos a que durante ese tiempo de permanencia lo que va a hacer la persona interna en la unidad es iniciar un proceso de reconstrucción de su persona. Esto implicará nada más y nada menos que va a empezar a ver las cosas de otra manera. No obstante, para que esta palabra tan bonita de educación integral sea posible es necesario que el espacio en el que se vaya a hacer sea el adecuado. Lógicamente, hablar de espacio educativo en la cárcel es realmente complicado; la cárcel no es un espacio convencional, tampoco lo es la UTE, desde el punto de vista educativo, pero sí es un espacio muy excepcional dentro del ámbito penitenciario. ¿Y por qué es excepcional? Mis compañeros han venido a decir que al desaparecer la subcultura carcelaria aparece un nuevo espacio que tiene una potencialidad educativa que va a permitir precisamente que se pueda intervenir de una manera más integral, educativamente integral.

El elemento que define a la unidad terapéutica, que la hace espacio educativo diferente, especial dentro de la cárcel, es que tanto los trabajadores y trabajadoras que allí están como las personas internas que pasan hacen una apropiación afectiva del espacio. Esto quiere decir que lo que se va desarrollando en ellos y en nosotros es un sentimiento de pertenencia: pertenecemos a este espacio y, por lo tanto, lo vamos a defender. Esto va a hacer que se tenga una visión absolutamente diferente del espacio carcelario, de la institución: ya no es tan hostil. El espacio cambia su visión, su percepción y va a suceder algo muy parecido con la otra parte, que es el tiempo de condena, el tiempo de permanencia en la cárcel, cómo es vivido. Al ser en un espacio diferente, no tan hostil, el tiempo no va a ser como lo es en la cárcel habitualmente, un tiempo de espera, de espera para la libertad, de espera para las comunicaciones, de espera para los permisos, sino que pasa a ser un tiempo de reflexión, de aprendizaje y de cambio. Por decirlo de alguna manera, es un tiempo que va a poder ser aprovechado, y en el que la persona interna va a tener que tomar decisiones, va a ser el auténtico protagonista de este cambio que inicia en la unidad terapéutica.

El espacio cambia su visión,
su percepción y el tiempo de condena

Esta nueva percepción que van a tener tanto las personas internas como las personas que trabajan en la UTE va a hacer que sean muchísimo más eficientes todos los instrumentos con que cuenta la institución, todos aquellos instrumentos educativos y terapéuticos y, lógicamente, los resultados que se van a conseguir son mucho más eficaces.

¿Qué instrumentos son? ¿ Con qué instrumentos contamos en la cárcel, en Villabona, que son extensibles a la cárcel, aunque tienen particularidades que los hacen diferentes por ser ese espacio tan excepcional? Por lo pronto está la escuela. La escuela en la UTE de Villabona desempeña un papel fundamental, es uno de los pilares. Cuando digo esto es porque ya no es una escuela que se limite exclusivamente a unas enseñanzas compensatorias para aquellas personas que no tienen un nivel educativo o que no han adquirido la titulación de enseñanza obligatoria, sino que es una escuela que sale del aula, sale —por decirlo de alguna manera— de las asignaturas, está inmersa en una realidad absolutamente diferente, en un espacio donde no existe la subcultura y, portante, empieza a ser una escuela de todos, no solo de los alumnos y de los docentes; el estar en este espacio va a favorecer los resultados. En la UTE asisten a la escuela prácticamente más de la mitad pero, insisto, es percibido por todos como su escuela, puesto que participa de todas las actividades.

VillabonaNosotros, como docentes, estamos integrados en el equipo, y no solamente nos limitamos a las asignaturas o los cursos lectivos, sino que tenemos otra serie de actividades. Insisto en que tenemos un nivel de asistencia, de permanencia, más alto que el resto de la prisión y unos resultados académicos muchísimo mejores. Por ejemplo, respecto de la titulación de la prueba libre de graduado escolar, el 80% de la gente que se titula pertenece al espacio UTE. Pero esto no es un mérito de los maestros, ni siquiera de los alumnos, sino que es, precisamente, por la realidad en la que están inmersos. Es decir, por el ambiente, por la atmósfera que se vive en aquel espacio y que está favoreciendo estos buenos resultados.

Algo semejante ocurre con otro instrumento educativo que hay en las prisiones, el de la educación no formal. Se trata de una cantidad tremenda de talleres de todo tipo, ocupacionales y formativos. Van a salir beneficiados de la misma manera. A los talleres asiste la totalidad de los internos e internas. Insisto en que los hay de todo tipo, desde ocupacionales a formativos, dentro de las posibilidades y recursos que tenemos. Se van a realizar tanto en el interior como en el exterior. Hay internos e internas que salen a diario y vuelven a pernoctar.

Estos talleres, algunos de los cuales son autogestionados, mientras que otros lo son por el Organismo Autónomo Trabajo Penitenciario, otros por ONG, por instituciones educativas, etcétera, buscan, lógicamente, adquirir unos hábitos, unas habilidades y unas destrezas que luego les sirvan para fa incorporación en el mundo del trabajo. Pero, vuelvo a decir que son tremendamente eficientes y sus resultados muy eficaces desde el momento en el que están ahí metidos. No se trata de hacer actividades porque sí. Y están en unas condiciones mucho más favorables.

Me quedaría un tercer aspecto, el de la educación informal, el de los actos cotidianos. ¿Qué se aprende en la cárcel? ¿Qué se aprende en los espacios educativos? Esta educación informal —para mí, trascendental en la vida y lo vemos a lo largo de ella, ahora mismo estamos aprendiendo, aprendemos en casa y lo seguiremos haciendo— va a tener una relevancia fundamental. ¿Por qué defiendo esta idea? Precisamente, las nuevas relaciones que existen entre los profesionales que allí trabajamos y las personas internas va a favorecer una serie de aprendizajes, de relaciones, que son muchísimo más prosociales.

Unos espacios de vida
y unos espacios de aprendizaje

El hecho de que no haya subcultura en el espacio va a permitir que la capacidad socializadora del día a día, de estar en el comedor, de estar en los patios, de estar en las celdas, sea, lógicamente, más prosocial, es decir, va a servir para el desarrollo humano y social de la persona. No es un medio hostil.

Me gustaría concluir este pequeño apartado de las educaciones, de los distintos sectores educativos, diciendo —a ver si lo explico bien— que en la cárcel habría unos espacios de vida y unos espacios de aprendizaje. Los espacios de vida serían el comedor, las celdas, las salas de estar, los patios… y los espacios de aprendizaje que comparte toda la cárcel con la UTE serían las escuelas y los talleres. Lo que ocurre en la UTE es que escuela y talleres pasan a ser espacios de vida, no exclusivamente de aprendizaje. ¿Porqué? Pues, precisamente por esa nueva realidad que están viviendo las personas internas. Asimismo —y fundamental—, los espacios de vida, comedores, celdas, etcétera, pasan a ser espacios de aprendizaje. ¿Por qué? Porque unos internos e internas se convierten en educadores de sus propios compañeros. Por tanto, la efectividad de la institución, llegando hasta los elementos más cotidianos es, en este caso, muy productiva.

exterior VillabonaPara acabar, me gustaría hacer referencia a una actividad que llevamos a cabo en la UTE desde el año 1994 y que, a mi juicio, ejemplifica lo que defendemos como el espacio educativo que supone la UTE. Es una experiencia que realizamos con jóvenes adolescentes, en concreto, estudiantes de cuarto de secundaria y primero de bachiller, de todos los centros, privados, concertados y públicos, que desde el año 1994 vienen visitando el espacio UTE. Cuando digo que visitan no me refiero a visitar la fábrica o el museo, sino a compartir. Nos acompañan una mañana, por lo general, los martes durante el curso escolar, lo hacen aproximadamente cuarenta estudiantes, unos veinticinco centros educativos a lo largo del año, en la que comparten una experiencia, normalmente, con los internos e internas más jóvenes, referente a las drogas. Pero no solo eso, sino que se habla también de violencia, de diversión, de aspectos muy juveniles.

En esta experiencia que estamos llevando a cabo, nosotros lo que pretendemos en todo momento es evitar la parte morbosa, la parte delincuencial. Cuando los estudiantes llegan allí traen, lógicamente, los iconos exteriores y se encuentran la sorpresa de que no responden a sus expectativas, sino que el espacio es absolutamente diferente.

Insisto en que han pasado cerca de 17 000 o 18 000 jóvenes por allí. También llevamos esta experiencia al exterior. Tenemos una obra de teatro que los internos e internas han hecho y representan, lo que hace llegar a muchos más estudiantes que no podrían entrar de otra manera.

Pretendemos evitar la parte morbosa,
la parte delincuencial

Para nosotros es un compromiso porque supone que la unidad terapéutica se convierte en un agente educativo con el exterior. Por vez primera se establecen unas relaciones cárcel-sociedad absolutamente diferentes. Queremos hacer un servicio social y lo hacemos desde el aprendizaje. Nuestros internos e internas aprenden y, al tiempo, contribuyen de una manera ejemplar, en el sentido de que es impagable, incluso, desde el punto de vista de coste económico, poder acceder de esta manera tan directa y tan franca.

En todo momento evitamos la pedagogía del miedo. No se va a la cárcel a meter miedo. Se evita criminalizar al adolescente en su conducta y siempre se intenta que nuestros jóvenes hablen de su experiencia: tú no lo estás haciendo mal, sino que lo que yo hice me ha llevado a esto.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Gracias, Ignacio.

 

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