Escrito por: Edu

Hola compañeros, ya llevo un año en Daroca y hoy he decidido escribir sobre algo que conozco, algo que he vivido y que me ayuda en el día a día de mi vida en prisión. Espero pueda ayudarte a ti también.

Y es que los seres humanos tendemos a quejarnos por todo, aunque no haya motivos, nos quejamos, y no dejo de escuchar lo mismo día tras día: que si la comida es un asco, que si los días parecen eternos, que si…, que si… que si…

Por ello, espero ser capaz de realizar una pequeña comparación constructiva y que todos podamos pensar por unos segundos. Y aunque no nos consuele saber que la vida en otras prisiones extranjeras, es un verdadero infierno terrenal, hoy plantéate un reto, el reto de observar tus días de encierro como algo constructivo y una oportunidad para mejorar en todos los sentidos.

En EE.UU. existen diferentes tipos de cárceles, y son bien distintas una de otras. Se clasifican en: - Prisión del Condado (County Jail), – Prisión Estatal (State Prison) y – Prisión Federal (Federal Prison), y en ellas hay más de dos millones y medio de reclusos, una población que crece a diario, muchos de los cuales no volverán a ver la calle.

Cuando uno es detenido, queda preventivo y se le suele internar en una County Jail donde esperará en condiciones durísimas hasta la fecha de juicio o seguramente hasta la fecha de la sentencia tras alcanzar un acuerdo. En la County Jail se aplica un régimen interno realmente muy duro, una autentica pesadilla de la que rezas a diario por salir, una estrategia que funciona, porque aunque te sepas inocente… llegarías a pactar con el fiscal la inyección letal con tal de salir de allí.

No llegué a ver ninguna
persona obesa en esas condiciones

Tras la sentencia, suelen enviarte a una cárcel de tránsito para tu clasificación dependiendo del delito, la “Prisión Estatal” vendría a ser algo así como una cárcel exclusivamente destinada a internos juzgados por las Audiencias Provinciales.

La “Prisión Federal” es la destinada sólo a internos juzgados por la Audiencia Nacional.

Conocí bien “County Jail” hasta llegar a un pésimo “acuerdo” con tal de escapar de ese infierno helado donde la comida escaseaba además de ser realmente repugnante, con raciones que consistían de una rebanada de pan de molde y una ración de comida muy escasa que era imposible que alimentara. Curiosamente no llegué a ver ninguna persona obesa en esas condiciones, donde se llega a perder mucho peso con tan ínfima alimentación añadido al estrés del lugar y a la expectativa de un futuro incierto. Ahora, en España, puedo realmente valorar la alimentación diaria de dos platos calientes con postre y pan normal, dando gracias a Dios por ello a diario, ya que es un verdadero “lujo”.

Tras una sentencia firme, visité la cárcel Federal donde muchas cosas cambiaron a bien, tanto el trato como también la alimentación y las actividades diarias, dado que en las cárceles Federales de EE.UU. al interno se le ocupa al máximo posible, tanto a nivel educativo como físicamente.

Posteriormente se me clasificó y envió a una prisión Federal de mínima seguridad donde los beneficios y privilegios aumentaron sobremanera. Realmente la Cárcel Federal de Mínima Seguridad parecía un “campus universitario”, con un comedor común, extensos terrenos para realizar todo tipo de actividades deportivas y lúdicas, además de una obligación formativa para todo aquel interno que no tuviera un nivel educativo adecuado y un nivel de inglés básico. También todo interno capacitado tenía la obligación de tener un trabajo remunerado, aunque el sueldo mínimo fuera de 5$. Y algo sorprendentemente gratificante era que todos los internos tenían el mismo tipo de ropa que facilitaba cada centro, dado que no se podía vestir de calle. Allí dentro todos eran tratados por igual, fueran multimillonarios famosos, mafiosos o fuera cual fuera el delito de cada uno.

La Cárcel Federal de Mínima Seguridad
parecía un “campus universitario”

Además se fomentaba la relación interno-familia, con visitas de seis horas diarias, viernes, sábado y domingos, al igual que la posibilidad de tener 300 minutos mensuales para llamar y recientemente en 2010 el uso de e-mail (controlado) para comunicarse con los familiares y amigos que se desease.

Es por ello que, en algún aspecto, las cárceles Federales de EE.UU. están mejor preparadas para reeducar a los internos y hacer que sus días no se eternicen tanto, gracias a una dinámica que cuesta encontrar aquí en los centros penitenciarios Españoles, un abismo difícil de superar por falta de medios, voluntad y esfuerzo mutuo por parte de instituciones e internos.

Finalmente, insisto en que conviene conocer bien la situación de otros lugares para valorar, y definitivamente intentar mejorar en todo cuanto se pueda, fomentar lo mejor de cada lado para así tal vez lograr que las cárceles dejen de ser un pozo sin fondo, donde los internos recobren la libertad en mejor estado que en el que entraron y exista realmente una verdadera reeducación, reinserción y mejoría como seres humanos.

Ahora…, valora y vuélvete a preguntar, ¿tan mal estamos?