El collar de esmeraldas “gota de aceite”
Esa noche, en el restaurant NEW YORK HIGH LIFE, Paul estaba con María Dolores, una colombiana que regresaba a su tierra para pasar una temporada con su familia. Paul la había conocido en el restaurant del hotel hacía más o menos seis meses. María era la relacionista pública del restaurant, una mujer trigueña con medidas de reina y una belleza exuberante. En la mesa numero 12, María llegó con su mejor amiga Esther, una mujer con facciones delicadas y angelicales. Esther era modelo en Vogue bastante conocida en la sociedad neoyorkina.
Al finalizar la cena, Paul tapó los ojos de María con un pañuelo de seda rosa. Qué sorpresa me traes, Paul, que aun antes de viajar no sé ni con quien trabajas ni dónde vives, solo conozco tu apartamento de soltero.
Es un collar de esmeraldas, quiero que lo luzcas el día de tu boda.
La verdad era que Paul era dueño de la cadena Andrómeda hoteles de todo el planeta. Un millonario de 58 años bastante guapo y refinado que quería unirse a una mujer para siempre.
Gracias por este bello regalo Paul, estés seguro que lo luciré el día de mi boda y se echó a reír.
María regresó a Bogotá- Colombia. Paul ya había preparado por debajo de cuerda la mudanza de la familia de María que vivía en las tres cruces a un barrio en el Norte.
Es un collar de esmeraldas,
quiero que lo luzcas el día de tu boda
María llegó y lo primero que hizo fue averiguar dónde estaba su ex novio que vivía en las cruces y al cual había dejado para irse a buscar fortuna a los Estados Unidos. Pedro era un buen muchacho y hacía ya unos meses que trabajaba con la cadena Andrómeda como Jefe de recepción en el hotel del norte.
Pasaron algunos meses y María llegó al hotel a buscar a Pedro. El gerente estaba en la recepción cuando se percató de la presencia de María e inmediatamente la reconoció. Es la novia del jefe, lo sé porque en su oficina está su foto.
Inmediatamente el subgerente llamó a Paul….
Señor Paul, su novia está en este momento saliendo con Pedro García, el jefe de recepciones del Hotel Andrómeda de Bogotá Norte.
No te preocupes, yo sé que volverá………
Esther hacía unas fotos en la ciudad y decidió llamar a María para que se encontraran en un café en la ciudad. Esther tú que sabes de joyas, dime, estas esmeraldas son genuinas?
A lo que Esther respondió, son esmeraldas de agua, son como vidrios de color verde, es lo que te puedo decir….
En verdad eran esmeraldas gota de aceite, las más caras en el mundo. Ya me cansé de Paul, no me llama, ni me escribe, Paul es un vividor yo lo sé, toma el collar de esmeraldas y llévatelo el 7 de septiembre, dile que me casé………. Esther reía a carcajadas.
Querida amiga, es mejor que te olvides de Paul, es un vividor, tú lo dijiste….
Fue una boda bonita
pero María se merecía algo más
A la semana siguiente, María se casaba con Pedro García….. Fue una boda bonita pero María se merecía algo más.
Era el 7 de septiembre, el día en que María llegaría al restaurante para lucir el collar de esmeraldas y casarse con Paul. Llegó Esther. Esther lucía hermosa, llevaba un vestido color Zafiro. Paul la saludó e inmediatamente le colocó el anillo de esmeraldas que hacía juego con el collar. Una lágrima derramó Paul por María. A las pocas semanas Esther era la esposa del Hombre más rico de los Estados Unidos..
Años más tarde, María leía las sociales en la revista People. Ahí estaba Esther, en Cannes, con su esposo Paul asistiendo al festival de cine…
María lloraba incansablemente. Su mejor amiga la había traicionado y su poca fe terminó con lo que realmente ella consideraba un amor para siempre. Su vecino y novio resultó ser más importante que un vividor.