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La Química y la Cultura

Posted By Miguel Carreras Ezquerra On 15/01/2014 @ 09:00 In Apuntes,Ciencias | 1 Comment

Se da la circunstancia de que un buen número de personas cultas, en el sentido convencional,  conocen y admiran a científicos, especialmente físicos, que han contribuido  con escritos u otras expresiones al desarrollo de la filosofía, la literatura o las artes. Probablemente, sin embargo,  serían escépticas con los químicos, a muchos de los cuales les podrían conceder el estatus de eruditos especializados, pero añadiéndoles la característica de individuos fríos privados de sensibilidad.

Roald HoffmanLa reflexión que a continuación exponemos pretende desmentir de algún modo esa apreciación, dando noticia de algunos personajes relevantes que han compaginado con excelencia la Química con distintas manifestaciones de la cultura.

Mencionaremos en primer lugar al premio Nobel de Química 1981 Roald Hoffman y  su meritoria incursión en el teatro con la pieza de la que es coautor con Carl Djerassi, O2Oxigen. Escribió también Química imaginada, reflexiones sobre la Ciencia y es reconocida su obra poética plasmada especialmente en el poemario Catalista.

Pero nos centraremos en estas notas en tres figuras universalmente reconocidas, que alcanzaron la plenitud cultural en su tiempo y todavía ahora conservan un gran poderío intelectual. Combinaron con igual  imaginación la teoría y práctica de la Química y la creación literaria, filosófica o musical. Hablaremos de J.W. Goethe, A.P. Borodín  y P.Levi.

Johann Wolfang von GOETHE (1749-1832)

Nació Goethe en Francfort y trabajó a lo largo de su vida en poesía, teatro, novela y filosofía. Fue un gran impulsor del Romanticismo en Alemania, es considerado un clásico de la literatura universal y se le encuadra en la Naturalphilosohie. Trabó conocimiento con ilustres prohombres de su época, como Beethoven, Napoleón, Schiller y Schopenhauer.

Fue muy prolífico y multidisciplinar, por lo que solo citaremos algunas de sus obras más significativas: Las desventuras del joven WertherHermann y Dorothea, Clavijo, Ifigenia in Taúride, Prometeo y la autobiográfica Poesía y verdad. Entre su amplia producción resalta,  sin duda, Fausto, escrita en dos partes, la segunda póstuma.  De ella  se han hecho varias versiones cinematográficas, siendo las más notables la dirigida por F.W. Murnau en 1926, un clásico del cine mudo, la visión femenina del mito de Fausto, Margarita de la noche  de Claude Autant-Lara  y la más reciente (2011) de Alexandr Sokurov.  La Fura dels Baus la ofreció en versión libre en teatro en nuestro país con el título Fausto 5.0.

Wolfang von GoetheAunque la formación académica de Goethe no fue científica, se convirtió en un aventajado aficionado y entusiasta lector de temas de Química, iniciándose a temprana edad, durante el proceso de tratamiento de un tumor a cargo de un médico apasionado por la alquimia. En 1795 publicó la fábula Las horas, en la que se pone de manifiesto el lenguaje simbólico alquimista.

Posteriormente se aproximó a la química moderna al comprometerse en el proceso de reapertura de las minas de cobre de Silesia.  También se interesó en los aerostatos, utilizando con escaso éxito el hidrógeno que preparaba haciendo reaccionar ácido sulfúrico con limaduras de hierro.   Todavía  en la actualidad, en las termas de Bad Pyrmont, se realiza un espectáculo, que comenzó Goethe en 1802, haciendo flotar pompas de jabón en una gruta con emanaciones de dióxido de carbono. Antes, había colaborado en la creación de una cátedra de Química en Jena, a la que se incorporó Johann W. Dobereimer, al cual Goethe instó a patentar un mechero que funcionaba con hidrógeno, que se inflamaba en el aire merced a una esponja de platino, tal vez el primer catalizador de la historia.

De sus tratados científicos sobresalen La metamorfosis de las plantas y Teoría de los colores. En uno de los pasajes de su novela, con guiños químicos, Las afinidades electivas, uno  de los personajes,  el capitán, dice a la protagonista Charlotte:”La afinidad llama mucho la atención entre los álcalis y los ácidos, que siendo opuestos, o quizá precisamente por serlo, se buscan y unen del modo más decidido, modificándose y formando juntos nuevos cuerpos”. Fue llevada al cine en 1996 por los hermanos Taviani.

Alexandr Porfirievich BORODÍN (1833-1877 )

Su dedicación profesional a la música se vio supeditada al trabajo como químico, de ahí su reducida, aunque imponente, producción musical.

Fue hijo ilegitimo de un príncipe que lo inscribió como vástago de un sirviente, aunque no fue abandonado a su suerte. Superó el cólera y siempre tuvo problemas con el corazón; murió de un infarto durante un baile en la Academia de San Petersburgo. Tuvo implicaciones con el nacionalismo ruso y se le puede considerar autodidacta en cuanto a la música, si bien alguna influencia tuvo su casamiento con la pianista Ekaterina Protopókova.

Alexandr BorodínA los quince años se matriculó en  Medicina,  especializándose en química, animado por el profesor estudioso de la anilina Nikolái Zinin. En 1859 se le encargó un estudio sobre unos análisis de aguas minerales en Soligelich, dejando definitivamente la medicina por la química.

Participó activamente en la fundación de la Escuela de Medicina para mujeres y estuvo un tiempo trabajando en la Universidad de Pisa. Sus investigaciones se focalizaron en la química orgánica, y propuso algunos procedimientos para la fluoración de compuestos orgánicos. Especialista en el conocimiento de los aldehídos, se le atribuye, junto a Charles A.Wurtz, el descubrimiento de las reacciones de adición aldólica.

En Francia conoció a Bertholet y Pasteur y en Alemania  a Bunsen, Kirchoff, Erlenmeyer, Helmolthz y  Kekulé. Acompañó a Dimitri I. Mendeleev por Europa y participó, formando parte del comité organizador, en el célebre Congreso Internacional de Karlsruhe de 1860.

Musicalmente, con Rimsky Korsakov, Balákirev, Cui, y Mussorgoski, formó el  Grupo de los cinco. En 1869 compone su primera sinfonía y más tarde conoce a Franz Listz, que lo promociona fuera de Rusia.

Entre sus composiciones musicales destacan Cuarteto de cuerda nª 2, Sinfonía alla spagnola, el poema sinfónico En las estepas de Asia Central y la ópera El príncipe Igor (con sus populares Danzas Polovtsianas), que dejó inconclusa y terminaron Nokolái Rimsky Korsakov y Alexandr Glazunov. Una de las melodías de las Polovtsianas fue la banda sonora de la película Un extraño en el paraíso de Vincente Minelli y Stanley Donen.

Primo LEVI (1919-1987)

Italiano de origen judío, fue novelista y poeta, además de resistente antifascista y licenciado en Ciencias Químicas. Científico y humanista, fue testigo  de algunos de los acontecimientos más dramáticos de nuestra reciente historia.

En su juventud fue arrestado  por las milicias fascistas que lo entregaron a los alemanes. Internado en  Monowice (complejo de Austwichtz),  fue liberado diez meses más tarde por el ejército rojo, contándose entre los únicos veinte supervivientes. Se suicidó sin dejar explicaciones, tirándose por el hueco de la escalera. Las revistas químicas italianas no comentaron sus obras en vida ni  escribieron su necrológica, aunque más tarde rectificaron y  le ofrecieron amplia difusión.

Primo LevyPoco después de ser puesto en libertad Primo Levi se incorporó al trabajo como químico en Industrias SIVA de Turín, donde se convirtió en un experto en barnices. En 1974 se jubiló voluntariamente para dedicarse íntegramente a la literatura.

De su obra literaria destaca la trilogía de Auschwitz- Si esto es un hombre, La tregua y Los hundidos y los salvados- y Momentos de indulto. Su libro más científico, El sistema periódico, publicado por primera vez en italiano en 1975,  es en la divulgación de la Química, un libro imprescindible. Ha recibido elogios de la crítica literaria y de grandes escritores como Ítalo Calvino y Saul Bellow.

En veinte capítulos,  cada uno de ellos con el nombre de un elemento químico como título, entremezcla diestramente cuestiones químicas con vivencias personales, desde la historia de sus antepasados al calvario como esclavo- prisionero, pasando por la época de estudiante de bachillerato y universidad, sus amores y amistades, la etapa de químico profesional y la mediocridad y crueldad del fascismo que tuvo que padecer.

En el capítulo <<Plata>> escribe: “No me parecía justo que el mundo lo supiera todo  acerca de cómo viven el médico, la prostituta, el marinero, el asesino, la condesa, el romano antiguo, el conspirador, el polinesio, y no supiera nada de cómo vivimos nosotros, los transformadores de la materia”

Combina el libro magistralmente una amplia gama de registros: capacidad de observación,  ironía, dramatismo,  poesía, nostalgia y lucidez. Terminamos con unos versos suyos, de Una hora incierta:

Aguanta la carrera, haz tu mejor esfuerzo. Hemos
peinado la cabellera de los cometas
descifrado los secretos de la génesis
pisado la arena de la luna
construido Auschwitz y destruido Hiroshima.
Ves: no permanecemos inertes.
Resígnate, perplejo
no nos llames maestros.


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