Un preso, como cada día

Escrito por: Juan Francisco G. L.

Un preso, como cada día ya durante unos años, sale al patio y con aires de dejar este mundo atrás, mira al cielo y ve pasar a un gorrión que volando se aleja. Piensa en ponerse en su situación y solo quiere volar muy lejos. Da igual que granice, que llueva o que caigan tempestades.

GorriónSin darse cuenta y tras mucho tiempo transcurrido por la meteorología cae agotado y sin fuerzas en un verde prado. Allí pastando se encuentra una vaca, se acerca y al verlo tan desvanecido el primer pensamiento que le viene para darle todo lo que necesita es cagarle encima una gran mierda para poder proporcionarle alimento, calor y protección. El gorrión enseguida y gracias al calor se seca, gracias a las heces encuentra el alimento y tapado como estaba encuentra descanso.

Gracias a la acción de la vaca y al verse tan lejos de estos cuatro muros se llena de alegría y satisfacción y empieza a recitar una serie de pitidos y cantos que son escuchados por un gato que había en una casa cercana. Tanto era el alboroto que el gato se acercó, escarbó en la mierda y cuando el gorrión todo contento se alzó para volver a agradecer esa buena acción, va el gato y se lo comió.

La primera impresión que da es que da igual el módulo que estés y en el prado que caigas, solo tienes que entender que no tiene porque ser tu enemigo todo aquel que te llene de mierda ni tu amigo todo aquel que te saque de ella. Al final entra a la sala y mira a tu alrededor y se pregunta ¿depende de los compañeros, de los funcionarios o del equipo técnico?

* 1º Premio categoría Microrrelato en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2014 para centros penitenciarios

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