Un barrendero barría y barría en una plazoleta de un sector alto de la ciudad: Él barría y barría, y la gente echaba la basura al piso sin colaborar con aquel barrendero que mantenía la plazoleta impecable. A pesar de haber canastas de basura en toda la plazoleta la gente botaba y botaba basura al piso. El barrendero reciclaba toda clase de elementos como papeles, plásticos, vidrios y más. Como era muy pobre, la gente se mofaba de él humillándolo de tal modo que no les importaba botar la basura frente a sus pies.

Llegó la Navidad y el trabajo era más arduo y el acceso a la plazoleta era mayor, la gente se seguía mofando de él por su estatus, pero el pobre barrendero continuaba haciendo su trabajo. Era el 15 de diciembre y un turista extranjero tomó fotos al barrendero y le pidió sus datos, dirección, teléfono, etc.

El 24 de diciembre se conoció la noticia de que aquel barrendero había ganado un concurso de cuidado del medio ambiente en Nueva York. La empresa llevó a aquel barrendero a los Estados Unidos donde recibió el premio, unas vacaciones, un automóvil, una casa en un sitio privilegiado de la ciudad y un total de 3 millones de dólares.

Sin embargo el barrendero seguía y seguía barriendo esa plazoleta para que se viera bonita gracias a su cuidado. Y cuando la gente seguía botando basura a sus pies, el barrendero reía y reía…