Misión en Costa de Marfil: 9 de Febrero de 2015

5:36 hs.

Difícil expresar todo lo vivido hoy, así que sólo compartiré retales.

Reconozco que ayer no dormí muy bien. Me dolía irme de Marandallah sin tan siquiera verla. Pero la misión es así. Como decía el evangelio de hoy “vamos a las aldeas vecinas que para eso he venido”. Celebré la eucaristía como pude. El dolor era punzante.

Durante el partidoA las once y media salí de Marandallah y llegué a Abidjan a las siete de la tarde. Sólo paré para arreglar un faro y echar gasolina. En vez de comer, bebí un botellín de comer”bissap”, creo que es grosella en español. El viaje fue largo y sólo me acompañaba la imagen de Emma. A medida que me acercaba a Abidjan el paisaje cambiaba. No sólo la forma de construir las casas y graneros, no sólo los campos de algodón y las plantaciones de anacardos dejaban paso a las plantaciones de hevea y de bananos y piñas.

De repente, me fijé que había muchas banderas marfileñas colgadas, la gente llevaba la camiseta de la selección. La hora de la final de la Copa de África se acercaba: Côte d’Ivoire-Ghana. Llegué justo al inicio del partido a casa de las hermanas. Pero en realidad lo que necesitaba era beber agua, bebí más de un litro. Estaba deshidratado. Y ahí me senté a ver el partido con las hermanas marfileñas claretianas.

El ambiente en la calle era indescriptible. Pantallas gigantes, música, baile… El sufrimiento llegó a su punto álgido en los penaltis. El portero titular marfileño se había lesionado ayer en un entrenamiento, así que jugó la final el reserva. Côte d’Ivoire falló los dos primeros penaltis y Ghana los metió. El silencio tomó sitio. Todo parecía perdido. Cuando surgió la figura del portero marfileño. Se tuvo que llegar al 11° penalti. Portero contra portero. Boka paró el penalti del portero ghaneano y ahora lé tocaba a él tirarlo. Primero, silencio. A continuación, la locura.

Es la “copa de la emergencia”
porque el discurso político está en el ambiente

Hoy, mal que les pese a algunos, doblaremos la tasa de natalidad (doblaremos, en sentido mayestático). 23 años ha tenido que esperar el país para levantar una nueva copa. La anterior también la ganaron a Ghana y también en los penaltis. Por eso las lágrimas de los hermanos Ayew, ghaneanos, porque su padre perdió esa final contra los Elefantes y ellos querían “devolvérsela”. El deporte contiene historias que van mucho más allá de lo que se juega, está poblado de afectos, sentimientos, afecciones y emociones. El ambiente es indescriptible. Nadie va a dormir hoy. Mañana los Elefantes llegarán al mediodía y pasearán la copa por Abidjan.

Yo había venido para hacer gestiones pero mañana no creo que trabaje nadie. Para que os hagáis una idea, mientras os estoy escribiendo me ha llamado Marcel, un hombre mayor de una aldea pequeñita en el interior del territorio de Marandallah, un sitio donde no hay electricidad. Él no habla apenas francés pero acaba de llamarme para felicitarme porque hemos ganado!!!! Estaba pletórico.

Es curioso, en Côte d’Ivoire hay más de 60 etnias y lenguas pero todos se sienten muy identificados con su equipo nacional. Una hermana marfileña ha dicho que esta es la “copa de la emergencia” porque es el discurso político que está en el ambiente. La Côte d’Ivoire está emergiendo después de haber pasado casi quince años en una profunda sima. Que así sea.

 

23:36 

Buenas noches.

El otro día las nubes no me dejaron compartiros las estrellas que iluminaron mi caminar. Era ya de noche, había terminado de cenar y estaba sentado en la “appatam” del centro pastoral y cultural de Marandallah. Una leve brisa hacía soportable el calor.

IMG-20150208-WA0005En eso llegaron 4 chicos de 6° de Primaria: Bakayoko, Zoumana, otro que no recuerdo el nombre y el nieto del imán de la mezquita. Nos pusimos a hablar de su relación con Alá con toda la naturalidad del mundo. Llevan a Dios en la sangre. Me decían que hacen la primera oración a las seis de la mañana con dos inclinaciones. Luego a la una y a las cuatro hacen tres inclinaciones. A las seis hacen 4 inclinaciones y a las siete, siete inclinaciones. Me compartieron que cuando consigues no faltar a ninguna “cita” sientes que Alá está al lado tuyo y que te da la fuerza para sobrellevar el “sufrimiento” de cada día.

Me impresionó la sencillez y la convicción de su experiencia de fe. Me sentí interpelado y confrontado. Qué experiencia de Islam tan distinta de la que aparece en las noticias. Reconozco que me encanta tener la experiencia de la diversidad religiosa como una fuente de unión más profunda. Interesante que en lugares reconditos como Marandallah el diálogo interreligioso sea una sinfonía teologal. Tan lejos de todo, tan cerca del esencial. Felices sueños. Por encima de las nubes siguen guinándonos el ojo las estrellas. Hasta mañana.

 

 

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