Hace poco vinieron a Daroca dos investigadores, Miguel Ángel Saz y Ernesto Tejedor,  acompañados por Carmen Puyod (Unidad de Cultura científica de la Universidad de Zaragoza) para explicarnos el secreto de los árboles y, en concreto, su relación con el clima y otros desastres y fenómenos naturales, dentro del ciclo de charlas y proyecciones organizado por la Universidad de Zaragoza en colaboración con el Programa Ciencia Viva en nuestro centro penitenciario.

Yo pensaba que los aros de los árboles solo servían para identificar la edad de los mismos y como algo decorativo. Después de escuchar la charla y el cortometraje documental que ellos mismos dirigieron, explicaron que gracias a esos anillos podemos saber por ejemplo qué tiempo hacía en octubre de 1765 en la zona de donde era esa muestra, o realizar estudios de localización de aludes en diversas zonas geográficas.

Entonces me di cuenta de que algo que yo tenía encima de la mesa, como un simple cenicero, o como un protege-manteles, nos puede ayudar a reconocer el clima que acontecía 500 años atrás o más. Eso sí, ese estudio de 500 años o más, les ha costado de 4 a 6 años de pruebas y  diversas salidas al bosque a buscar, imagino que, miles de muestras.

Podemos saber qué tiempo hacía
en octubre de 1765 en una zona geográfica

El estudio de los árboles está muy bien, pero como yo no tengo ni la paciencia ni las ganas de patear bosques recogiendo diminutas muestras de árbol… seguiré teniendo un trozo de árbol encima de la mesa, como cenicero o protege-manteles. Eso sí, ahora sé que sirve para algo más.

Muchísimas gracias por una mañana tan instructiva a estos dos polifacéticos investigadores, que también dirigen cortometrajes.

Hasta otro rato.