La Química en mi vida (I): Aquella vida universitaria

El aprendizaje y el ejercicio profesional son parte fundamental en la vida de cualquier hombre o mujer. En mi caso las Ciencias en general y la Química en particular han sido gratas compañeras en esa trayectoria vital. Me propongo en estas líneas un análisis personal de las etapas de formación universitaria, docente y en la divulgación. Sin entrar en detalles introduciré también algunas pinceladas culturales y sociales.

Aquella vida universitaria

Después de un largo internado en el colegio del Salvador de Zaragoza, con solo diecisiete años tuve que elegir entre los estudios de Medicina y Ciencias, prácticamente las únicas posibilidades en Aragón tras el bachillerato científico. De modo que, me decidí por el exigente curso selectivo, obligatorio en aquellos tiempos para Arquitectura, Ingenierías, Químicas, Físicas y Exactas. Solamente las tres últimas se podían cursar en la capital del Ebro entonces. Y, una vez superado, me matriculé en Ciencias Químicas en la nueva Facultad, que había dejado su emplazamiento de la plaza Paraíso donde también se situaba Medicina.

Facultad de Medicina y CienciasTras un periodo lectivo en el Colegio Mayor Pignatelli compartimos patrona (Leónides)  en el centro de la ciudad. El tranvía era el medio de desplazamiento habitual para ir a clase. Vivimos tiempos de bohemia juvenil, administrada solidariamente con inofensivas dosis de imaginativa picaresca que paliaba nuestra escasez de recursos. Esta situación se daba preferentemente entre los que éramos de fuera de la ciudad. Los guateques eran pan nuestro de aquellos días para bailar rock, twist, cumbia, bossa nova y “lentas”, aunque también visitábamos salas de baile como el Casino Mercantil, Fiesta y Orquídea. Y por supuesto frecuentábamos “el Tubo”, con el Plata más genuino, el Texas y Casa Pascualillo, tomábamos cañas en Casa Agustín y Espumosos (con limón) y, esporádicamente, íbamos al Oasis, un cabaret popular.

Pretendían adoctrinarnos, con escaso éxito, mediante asignaturas de religión y formación del espíritu nacional. Las cabalgatas de santo Tomás eran parte de la celebración estudiantil hasta que se prohibieron por las críticas cada vez más visibles a la dictadura. Los militares de la base norteamericana no gozaban del beneplácito de los universitarios y se hacían notar las tunas de Facultades y Colegios Mayores masculinos.

Fui jugador y entrenador del equipo de baloncesto de la Facultad, siendo de distrito y representantes en los Juegos universitarios en Valencia. Estuve en Castillejos en las milicias universitarias, en artillería de campaña y mi principal utilidad pudo ser cuidar y “cuidarme” de una arisca mula. El contacto allí con colegas catalanes y el acceso a lecturas censuradas, favorecieron una primera concienciación de resistencia antifranquista.

Había una asignatura en la que las alumnas
estaban exentas de las prácticas de laboratorio

Cambié de patrona (Aurelia)  en la zona universitaria en torno a la plaza san Francisco y posteriormente en piso. Bares y tascas como Los Fueros, Munich, El Viejo Paraguas, Mar Azul, La Alemana y Vinos Rubio eran una prolongación de nuestra residencia y lugares acogedores para encuentros, canciones, intercambio de libros prohibidos, que adquiríamos en la trastienda de la librería Pórtico, y otros menesteres.

Nuestra promoción fue la primera que organizó una sonada y animada fiesta-baile en el hall de la nueva Facultad, con el fin de recaudar fondos para el viaje fin de carrera. Las estudiantes alemanas, que comenzaron a llegar, eran motivo de no pocos desvelos por su belleza y liberalismo. La visita anual a Expoquimia, en Barcelona, era una actividad muy consolidada. Teníamos en la fiesta del paso del ecuador que celebramos en la Hípica unos ripios para cantar que decían así:  Zaragoza tiene cosas/que no tiene el mundo entero/tiene el Pilar, tiene el Ebro/ y de Químicas tercero.

Carnet Facultad de CIenciasLos catedráticos eran algo distantes; incluso para hablar con algunos de ellos era necesario -para los chicos- ir con traje y corbata. Guardo especial buen recuerdo de Cruz Rodríguez Muñoz, de Biología, José Luis Arias de Física General, Juan Martín Sauras, de Química Inorgánica, José María Íñiguez de Matemáticas y Domingo González, de Mecánica y Termodinámica. Escaso era el número de profesoras y las alumnas de Ciencias eran minoría comparativamente. Entre las primeras sólo tuve a Gabriela Allegro  en Química General y  María Teresa Torras en Geología.

Como anécdota curiosa, había una asignatura- Química Técnica- en la que las alumnas estaban exentas de las prácticas de laboratorio. Recuerdo que fuimos protagonistas involuntarios y perjudicados de una “copiada” a distancia, de la que fue beneficiaria una estudiante a la que transmitía el examen su novio desde un 2CV aparcado en el campus.

Los rectores que conocí eran de Ciencias, Juan Cabrera y Justiniano Casas, ambos físicos. En cuanto a decanos, lo fueron los químicos Julián Bernal y Vicente Gómez Aranda.

Se organizaban entre las distintas facultades abundantes actos culturales. Me vienen a la memoria, entre los que asistí y que fueron relevantes en aquella etapa oscura y represiva, un coloquio sobre la figura y la obra de Herbert Marcuse y una conferencia de Ramón J.Sender, en su primera venida a España del exilio. También es obligado citar los cine-forum de algunos colegios mayores universitarios, las primeras salas de películas de “arte y ensayo “ y la presencia en las primeras manifestaciones en contra de la dictadura, con las consiguientes carreras delante de los “grises”, que hacían notar su presencia a caballo en el campus con demasiada frecuencia. Y los de la brigada político-social se matriculaban en todas las Facultades para cuidar de que no nos descarriáramos. La revolución cubana, el asesinato de Kennedy, el “Mayo del 68”, el movimiento hippy y la guerra de Vietnam tuvieron impacto en mayor o menor medida en muchos de nosotros.

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1 comentario

  1. Que maravilla de artículo!! No me canso de leerlo!!

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