Risoterapia

Hace algún tiempo tuvimos la muy agradable oportunidad de asistir a un taller de risoterapia organizado por la escuela del centro. Dicha actividad fue realizada en dos sesiones en horario de mañana donde el actor, profesor, y escritor D. Ricardo Ibáñez nos hizo mover a su antojo y logró su objetivo: hacernos reír.

Esta es una crónica de aquel evento: Ricardo Ibáñez La sesión de risoterapia, ha comenzado con las respectivas presentaciones, siendo Richy el que se ha presentado uno a uno ante los casi treinta participantes al taller. Una presentación que ha servido para empezar a romper el hielo, dado que se hacen obvias las dificultades que uno se puede llegar a encontrar para hacer reír a los internos del centro penitenciario, dado que la falta de libertades en la persona hace que ésta se encierre en sí misma. El taller ha proseguido con varios juegos tipo, Jack dice…, baile, cuenta cuentos, traducciones extravagantes y juegos con globos. Un sin fin de actividades que nos han permitido desconectar un poco de este lugar, que ciertamente, no tiene ninguna gracia, pero en el que sí se valora todo cuanto nos saca de la rutina y encima nos hace pasar un buen rato. Es por ello que los internos y alumnos de la escuela del Centro de Daroca agradecemos encarecidamente a Richy por hacernos llegar las risas que perdemos al sentir la fría soledad de nuestras celdas.

Un agradecimiento sincero que nos hace renovar nuestro espíritu humano y nuestra risa desgastada ya por las circunstancias.

A continuación, desearíamos realizar una pequeña entrevista a nuestro invitado de excepción y nos conteste con plena libertad y siempre acompañado de su espíritu divulgador de la risa y buen rollito:   Ja, ja, ja, ¿es una buena terapia? Creo que sí. Mucho mejor que una terapia de choque.

Sabemos que esta no es la primera vez que realiza una actividad similar en el Centro Penitenciario, y por ello, desearíamos preguntarle; ¿Dónde le ha sido más difícil romper el hielo? En un centro penitenciario, en un hospital, en un colegio o en el teatro?

En las comuniones de los niños. Los niños quieren pasárselo bien, pero los padres casi siempre están devaluando a los profesionales que intentamos hacer este trabajo. En general, en eventos así, tienes que regañar antes a los padres que a sus hijos. También es difícil hacer reír en los geriátricos. Los ancianos son mucho más traviesos que los niños.

¿Qué diferencia la “risa tonta” de la risa sentida con el alma? 

La sonrisa, la risa tonta, la carcajada… todas las sentimos con el alma.

Lo más bonito es perderse en una risa o carcajada y contagiarla

Como actor, ¿ha tenido que interpretar alguna vez un papel dramático y se le ha escapado la risa?

Sólo me ocurrió una vez, y no hace mucho. Realmente no se me escapó la risa, pero mi compañero de trabajo y yo nos quedamos atónitos, no sabíamos si reír, llorar o parar la obra a mitad. Hicimos una representación de una durísima obra que habla sobre la tortura: “Pedro y el Capitán”, una interpretación de la única obra de teatro escrita por Mario Benedetti. La actuación fue en una librería, en la parte de abajo; y entre el público había un tío gritando, cantando y hablando. De tal manera, que él estaba haciendo su propia obra de teatro. Al término de la obra nos enteramos de que ese hombre se había casado por la mañana y en vez de irse a su noche de bodas, se fue de fiesta y por equivocación se metió en dicha librería y se encontró con esta obra. Acojonante.

¿Recuerda la situación en la que el hecho de reír le haya hecho llorar e incluso perder el aire?

Creo que llorar de la risa lo hemos hecho todos, el problema es que deberíamos hacerlo más; a veces se nos olvida. Tanto como perder el aire no… Pero de la risa al llanto hay un solo paso. Son dos maneras físicas de expresar nuestro estado de ánimo que se basan consciente o inconscientemente en la respiración. Reír y llorar siempre es bueno, toda manifestación física de nuestras emociones es vital.

Ricardo y nuestra profesora, Sara¿Cree usted que nos deberíamos tomar la vida de otra forma en la que la risa fuera el pan nuestro de cada día?

Por supuesto que sí. Sobre todo siendo conscientes de ese momento en el que nos reímos y disfrutarlo. Lo más bonito es perderse en una risa o carcajada y contagiarla.

En muchas ocasiones las circunstancias no acompañan pero es inevitable… ¿le ha ocurrido alguna vez que en un entierro o ceremonia solemne le ha entrado la “risa tonta”?

No. Pero sí que conozco gente que le ocurre. Esto puede ser un problema, pero en realidad es una reacción muy humana. Como ya he dicho antes, de la risa al llanto hay un paso: y esto se debe a nuestra respiración y el culpable es nuestro diafragma. Que nos riamos en una situación así, no implica que nos riamos de esa desgracia, puesto que es en estos momentos solemnes cuando nuestros sentimientos, tanto individuales como colectivos, salen a flote y es muy posible que esto suceda debido a la crispación emocional. Habría que tratar este tipo de reacciones con más tolerancia.

¿Se identifica con la indignación social? y si es así, ¿Qué medidas tomaría para mejorar el país?

Sí. Aunque no me gusta denominarlo así. Hay parte de la sociedad a la que se le denomina con el término indignado. Resulta que ahora al término “expresión” se le denomina “indignación”. De esta manera sí que me identifico con la expresión, con la reacción social, con la justicia social. En cuanto a las medidas, no sabría ni por dónde empezar…Bancos, bipartidismos, manipulación informativa, fuerzas del estado y de seguridad; es necesario que todos estos conceptos cambien.

Como último por hoy, ¿Que recomendaciones nos daría a todos los que la falta de libertad nos ha borrado la risa?

Creo que el sentimiento interno de libertad de cada uno debe ser más fuerte que todo lo demás.

Para finalizar, agradeciendo siempre su colaboración y participación, ¿le gustaría regresar al Centro Penitenciario de Daroca en alguna otra ocasión para hacernos reír una vez más?

Claro que sí y con más asiduidad. Un abrazo y muchas gracias por todo.  Reír, llorar, pensar, leer, escribir, actuar de un modo libre forma parte de este término que llamamos libertad y que todos por diferentes circunstancias pensamos que lo hemos perdido.

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