07/05/2016

Marandallah ofrece momentos difíciles de narrar. Como os compartí ayer, el entierro del imán era hoy. Así que comentamos a un amigo musulmán que nos llamara cuando todo estuviera listo. Y así fue. Nos llamaron por teléfono y cuando íbamos hacia el lugar del entierro vemos dos hombres en moto que vienen a buscarnos porque “sólo faltáis vosotros”.

Yo llegué el primero y me encuentro una cantidad enorme de personas que me abren hueco para que me siente en primera fila. Acto seguido llegan Joao y Alex. Nos preguntan por la razón de nuestra presencia (como es habitual aquí) y les decimos que hemos venido a dar el último adiós a nuestro amigo, hermano y papá, el imán.

Agradecen nuestras palabras y nos comunican que nos estaban esperando para poder empezar la oración. Al unísono todos se levantan y se colocan en dirección a La Meca y nosotros enfrente de ellos.

Esto es diálogo interreligioso,
un diálogo que nos enriquece a todos

Tras la oración traen el ataúd y todos se acercan para darle el último adiós. Nosotros también y, abren un pasillo para que nos pongamos en primera fila. Tras sus oraciones, le dan la ocasión a Joao de expresar en voz alta los deseos de ” los cristianos”. Joao traza un breve recorrido histórico de la relación entre el imán y los misioneros de la Consolata.

A continuación, nos permiten retirarnos y unirnos al resto de imanes que han venido de toda la geografía marfileña, desde Yamoussoukro hasta Kani pasando por Secuela y Mankono.

Esto es diálogo interreligioso, un diálogo en dos direcciones, un diálogo que nos enriquece a todos. Un diálogo donde Dios y la persona están en el centro y donde la religión adopta un segundo plano que no le quita nada y que le aporta mucho: tolerancia, apertura, inclusión y esperanza.

Buenas noches y dulces sueños.

Os comparto dos fotos de este precioso momento vivido hoy del que nadie se hará eco mañana en las noticias.