Realismo
Justo al lado de mi cara un par de golpes en el cristal. Me sobresalto y levanto la cabeza: del otro lado está el encargado, con la cara roja de rabia y gritando algo que no entiendo. Entra de nuevo y al poco rato asoma tras de mí:
-¡Quita toda esa mierda enseguida! ¡Que esto es el escaparate de una agencia de viajes, coño!
-Pero si usted me dijo que quería realismo…
Me empuja e intenta subir al escaparate. Yo, como veo sus intenciones, opongo resistencia. No quiero que destroce mi trabajo: la playita en miniatura que tanto me ha costado crear, con su mar de papel celofán rizado, sus apartamentos en miniatura y los diminutos bañistas que toman el sol, pero sobre todo el niño con sus zapatitos y su camiseta roja, tan boca abajo en la orilla, tan quieto, tan muerto.