El valor del miedo

La violencia, sea en el formato que sea, es una forma de represión.

 

El terrorismo salpica los medios occidentales. Camiones atropellando gentes en calles, individuos solitarios en tiroteos…Sucesos aislados con el nexo común de la raza y religión de los protagonistas. La palabra “ISIS”, resuena en los medios, vistos, hablados y leídos. Pero poca gente explica o comprende qué sucede realmente con “ISIS” (desde luego es una explicación demasiado larga que necesitaría un artículo para ella sola).

Los medios se ceban con los sucesos de musulmanes, de etnia árabe que llenan las calles de pavor. Hechos pequeños, con pocas muertes. Probablemente las palabras y opiniones que se van a suceder, son demasiado racionales, frías y no bien vistas para el lector. Si es de estómago sensible por favor no siga leyendo.

terrorismoEl terrorismo sea del color, simbología, o mensaje que sea, siempre tiene el mismo fin: crear una situación de pavor en la población para de esa forma, ejercer control.

En las nuevas líneas terroristas, no caben atentados “espectaculares” como los vividos en Nueva York (11 S) o en Madrid (11 M), pero sí hay sitio para los atentados minimalistas que aparecen de igual manera en los medios. Porque el fin del acto violento es amedrentar a la población, disuadirla de llevar su vida normal y corriente. El fin de los actos terroristas es meternos miedo, para que nuestras vidas dejen de ser lo que son, y acaben dominadas por las consecuencias del pavor. Nos meten en el cuerpo, el miedo a las capitales, el miedo a las calles, a los centros comerciales, el miedo a las fechas importantes… El miedo a morir en sus manos. Todo un acto de presión y opresión sobre el ciudadano, sobre los gobiernos.

Los grandes atentados terroristas eran inmensamente caros (en internet se pueden leer informes sobre ello), tanto económico, como personal, como de tiempo. Por ejemplo, los recursos que se dedicaron para formar a los terroristas como pilotos para el 11S. Ahora, gracias a como los gobiernos occidentales no integran en la sociedad a esas etnias, los atentados son más que baratos. Tipos que en solitario roban camiones, o a los que se les facilita armas. Pero el resultado es el mismo, salir en los medios para inculcar el miedo a la población. ¿Para qué invertir tantas personas, medios, dinero cuando cualquier insensato que piensa que la vida tras muerte será mejor por su atentado, lo puede hacer?

“ISIS” guerrea donde sabe que puede guerrear, en países en los que occidente no va a intervenir con su armamento (excepto si Donald Trump me lleva la contraria, esa es otra historia porque el personaje a veces es impredecible). “ISIS” en occidente se aprovecha de los errores, de los guetos que formamos ante ciertos inmigrantes y etnias. Cuando minimizas a alguien, siembras odio.

Crear una situación
de pavor en la población

El odio, es la peor de las armas. El odio, inculcado sobre mentes maleables, hace de las personas soldados y puro armamento. Los grandes atentados ya no tienen hueco en occidente, porque un atentado pequeño supone el mismo llamamiento al pavor por parte de los medios occidentales. ¿Para qué invertir más? A veces el pánico es la peor arma. La sensación de inseguridad, sobre todo en países que se pensaban intocables, países donde la violencia y la guerra hace mucho que no se tienen en cuenta, como pan de cada día. Los números les cuadran. Los atentados individuales, con un par de muertos (todos mis respetos), son más “prácticos” para el mensaje final: el miedo ante la posibilidad de que nos arranquen la vida.

Pero hay mucha más violencia que la narrada por los medios. Ejemplo de ello (uno de tantos): Un hombre adulto, en Estados Unidos alquila un coche. Se va a una calle concurrida de Nueva York donde es fácil encontrar personas de piel oscura y realiza el acto de atropellar. Pero claro, el tipo es caucásico, americano de pro, racista hasta la médula. La noticia podemos verla como una más en medios estadounidenses… Si el hombre hubiera sido de etnia árabe, los medios se llenarían la boca con el terrorismo. En cierta forma, ayudan a los terroristas a meter más miedo en la población.

Los medios, tienen la obligación de explicar bien las cosas y no llenarse la boca con los miedos de la población. Hay que informar, pero también hay que saber informar. Algunas cosas son demasiado gratuitas, para llevarse a cabo.  El miedo, nos lleva al odio hacia una raza, una religión, una etnia. Este tipo de miedo acaba con resultados electorales radicales que diezman a los más desfavorecidos, los inmigrantes y los barrios pobres. Pero diezmando a esa población, en vez de integrarlos y solucionar la raíz del problema, solamente creamos más armas para que los terroristas nos puedan arrojar a las calles. Pero el miedo actúa sin razón. El miedo rara vez en la historia de la humanidad, nos ha dejado tomar  buenas decisiones.

El terrorismo es un problema que incrementa, cuando en occidente alimentamos el odio y convertimos a personas en potenciales armas. Ningún estado merece el miedo inculcado por la violencia. Solucionemos los problemas de raíz en vez de seguir alimentando las heridas de la población.

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