El mundo de las etiquetas

Cuando me refiero a otro encasillándolo en una categoría ya comienzo con una etiqueta llena de prejuicios, cargada de estigmas y representaciones ideológicas que usualmente conduce a un efecto pygmalion (Rosenthal y Jacobson, 1985). Así “zurdo” “facho” “de izquierda” “de derecha” “put…” “negr…” “burgues” “cabecita neg…” etc, acarrean preconcepciones descriminatorias.

Las palabras no son inocentes y al referirnos a la “cosa” (etiqueta) usualmente pretendemos pensar que ese título ya implique un descalificativo o peor, un despreciativo.

etiquetasTodorov (Nosotros y los otros) invita a no juzgar al otro en base a nuestros preceptos ni culturales ni ideológicos como si estos fueran moral y éticamente universales. Recurrir al insulto y no rebatir/debatir argumentos/fundamentos deja en evidencia fanatismos y/o dogmatismos que conducen irremediablemente a la fractura, cuando no al conflicto social. No actuemos como neotribus urbanas y apliquemos el razonamiento y justificación en opiniones y posturas, en el acierto o en el error, cuando se comparte y cuando se disiente.

La violencia en su manera simbólica, tambièn es tan despreciable como sus otras manifestaciones (física, sexual, psíquica, etc;). Recurrir a lenguaje vulgar, y colocar al otro en un “bando” enemigo por pensar distinto es el arma del ignorante que carece de herramientas intelectuales para entender que no todo es blanco y negro y que existe una sana escala de grises.

Atacar al mensajero y no al mensaje (práctica maquiavelica por excelencia) denota falta de recursos argumentativos y deja en evidencia que se repiten pensamientos no propios. La violencia es el arma del ignorante reza un dicho popular, y veo reiterarse estados y respuestas denigrantes, ofensivas, agresivas, cuando no plagadas de amenazas.

Quizás no es la palabra correcta, pero siento lástima por esos posicionamientos cerrados (de cualquier índole: religioso, politico, deportivo, profesional), usualmente anacrónicos. El fin no justifica cualquier medio, no valido ninguna forma de intolerancia, ni predico una doctrina dogmática incuestionable.

Yo argumento, referencio y explico… cuando acierto y cuando me equivoco. Es triste saber que considero las redes sociales se han llenado de “antivalores” y sean hoy un campo de batalla no en defensa y promoción de una causa, sino de ataque indiscriminado al opuesto/enemigo/diferente.

Usemos responsablemente las redes, sin fomentar el odio y/o el desprecio hacia sectores sociales por  sus condiciones o credos y cultos.Opinemos, discutamos, debatamos, defendamos convicciones, pero sin que ello nos divida como sociedad.

” En las guerras no hay buenos ni malos…solo víctimas”

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