Nueva vida

coheteSoñaba con ella a bordo de aquella nave, mientras subía y subía, y no paraba de subir, velozmente, enfilando las estrellas, sin leyes que le impidiesen ningún giro, quiebro o maniobra. Tantos años soñando con aquello y lo iba a cumplir. Y de pronto alcanzó el vacío, notando una extraña sensación que se apoderó de él. Una sensación de libertad de movimientos, de coordenadas, de tiempo y espacio.

Comprendió que no era él, que pertenecía a algo más grande, a otro mundo, a otra galaxia. Podía comunicarse sin hablar, veía sin mirar, todos sus sentidos interaccionaban con su nuevo mundo. Sonrió, mientras daba las gracias a todos, si los podía llamar así. Eran formas vivas, amorfas, sin límites definidos. Estaban en otra dimensión, donde la belleza, la edad, la condición de cada uno no se tenía en cuenta, únicamente su libertad. Más tarde, cuando amaneció, todo aquello terminó, volvió a ver la luz del sol entrando por los barrotes. Solo que éstos ya no estaban más que en su cabeza…

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