Escrito por: Carlos R. S.

No tengo dinero, no tengo familia y estoy preso. La vida es miserable, yo soy miserable. En mi celda hay una ventana con barrotes, tras la ventana una verja, tras la verja un enorme muro coronado por alambradas y tras el muro otra vida. Cierro los ojos y puedo ver el aroma de los pinos y la humedad de la tierra. Siento en mi cara el aire gélido que entra en la ventana.

Pasan los segundos, tras los segundos vienen los minutos y las horas como si se tratara de un perfecto desfile militar. Luego llegan los días y las semanas, para pasar a los meses y los años… La vida pasa.

La distancia físicamente es corta pero insalvable, el tiempo es relativo y preciso, pero imparable.

Lo cierto, lo verdadero, lo real es que estoy aquí y ahora; y a pesar de mis miedos, mi ignorancia y mis inseguridades, debo cambiar, tengo que cambiar, puedo cambiar, quiero cambiar.

Será duro, será largo, pero el premio será una nueva vida.

* 1º Premio categoría Microrrelato en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2016 para centros penitenciarios