Misión en Costa de Marfil: Desde Venezuela
03/03/2019
Algunos comentarios de un consolato español recién llegado a Venezuela:
Hola, amigos!
Acabo de llegar a casa después de unos días visitando nuestra misión de Barlovento, en el Estado de Miranda, al Este de Caracas. No tenía acceso a internet allá. La primera impresión al llegar a cada uno de los pueblos que hemos visitado ha sido de abandono: muchas casas inacabadas, muchas paredes sucias, estructuras no funcionales,…
El trato de la gente muy caluroso y cercano aunque con recelo. Hay mucha delincuencia en la zona y hay mucha desconfianza porque parece que hay informadores entre la gente que colabora con los bandidos (malandros los llaman aquí) comunicándoles quién y cuándo se desplaza, con qué medio, qué lleva, si ha vendido algo últimamente, si ha tenido buena cosecha,… De manera que los malandros someten a las personas a la “vacuna” (una especie de impuesto mafioso).
La gente, sencilla, vive del cultivo del cacao, que vendían a compañías importadoras. Ahora están obligados a vender sólo al Estado y a sus funcionarios, que son los únicos que pueden exportar el cacao. Algunas familias elaboran el chocolate de manera artesanal. ¡Está Buenísssimooo!!!!
Otra modalidad es bloquear la carretera y, armados con fusiles y pistolas, te despojan del coche y de todo lo que tengas de valor. En otros casos se apropian de toda una plantación de cacao, que es la fuente de subsistencia de las familias en esta zona.
Llama la atención poderosamente
la resiliencia de esta gente
Llama la atención poderosamente la resiliencia de esta gente que vive empezando continuamente y sin posibilidad para echar a volar. La moneda local no vale casi nada (1 Dólar = 3.500 Bolívares) y el salario mínimo interprofesional es de 5 dólares!!!! Con el salario de un mes puedes comprarte unas chanclas y de las baratillas!!!
Lo peor es que no hay suficiente dinero en efectivo, así que casi todo el mundo tiene números en el banco y cuando vas a retirar lo máximo que te dan son 1.000 Bolívares!!!!!! Vamos, que en nada te sumergen en un baño de impotencia y de frustración, inimaginables.
Las ayudas del gobierno, esas bolsas de comida famosas y las “viviendas” intentan comprar silencios y simpatías con el principio de que “el que se mueve no sale en la foto”!!! Así y con no poca violencia y desconfianza sembrada por tantos “informadores” se mantiene una situación insostenible.
Me impresiona ver cuanta alegría y asombro causa en la gente ver que un nuevo padre viene a quedarse, a estar con ellos. Percibo con fuerza la llamada a sembrar esperanza y a ayudar a ver las semillas del Reino, “cuidar de que no se apague el pábilo vacilante” de la fe y la vida de estas personas y de este pueblo.
Ayudadnos con vuestra oración. Por favor.
En estos tres días he escuchado en cada casa el mismo estribillo: el otro día robaron aquí, mataron allá, secuestraron a tal,… ¡Qué triste ver a la gente impotente, ya sin capacidad de reacción, sin saber a quién acudir…