Rodrigo, en el centro del ejército castellano, observó que el ala derecha del ejército, donde combatía el Rey Sancho, estaba siendo arrollada por la izquierda leonesa.

Tras Golpejera, Don Sancho mostró repetidamente a su hermano encadenado por cuantas aldeas, ciudades y castillos pasaron de regreso a Burgos. Rodrigo no parecía conforme con esta actitud del Rey.

Doña Urraca y Rodrigo intercedieron ante el Rey para que enviara al exilio a D. Alfonso, a Toledo, bajo la custodia del Rey-vasallo Al-Mamún.

El Conde Pedro Ansúrez, quebrantando la pena de exilio, ha ido desde Toledo a Zamora y convence a Doña Urraca para que levante esa ciudad contra el Rey.

El asedio a Zamora se prolongaba y nada parecía cambiar la situación. Patrullas armadas recorrían, una y otra vez, el exterior de las murallas, pero ni aún así eran capaces de evitar que la ciudad fuera abastecida desde el exterior.