Los números, los cálculos, las estadísticas nos ametrallan la cabeza cada día. Nos sentamos, las miramos y nos las creemos. Pero los humanos, las historias tras los números narran cosas diferentes. Porque los números no respiran, ni sienten, ni padecen, tras ellos hay muchas historias que sienten y padecen. Pero nosotros nos quedamos mirando los números de los muertos, los recuperados, los ingresados, los infectados.

No mires más los números, lo te los creas, raro es el país que está dando información total y completamente fiable a sus ciudadanos. Nuevamente el tema es el coronavirus, que lo padecemos vivimos y hartamos tano que será una de esas épocas por la que te preguntaran, ¿qué hiciste cuando lo de coronavirus? Recordaremos el encierro, el miedo, las mentiras, los datos, los juicios posteriores a los gobiernos (si los hay donde los llegue a haber), las frases que se habrán hecho populares, los memes, la gente cocinando en sus casas como si fuera la primera vez que se lo pudiesen permitir, recordaremos las consecuencias que serán como una brecha en nuestra memoria histórica.

Los números serán protagonistas nuevamente, pero ¿serán los números reales?

Varias empresas dedicadas a gestión de datos o más bien llamado “Big Data”, han advertido en  varios países que el número general de todo es mayor. Los muertos pueden ser incluso un 56% más de lo que se dice, los infectados ya ni te cuento ¿No estamos preparados para la verdad? ¿Nos dejamos llevar de la mano del gobernante de turno porque nos negamos a ver la verdad? , o bien ¿el estado por miedo a la realidad que no sabe gestionar nos trata como a esos niños a los que sus madres ponen arneses y correas?

No somos cifras deshumanizadas, tras cada muerto, infectado, curado, hay alguien con su historia, sus preocupaciones. Hay familias que no pueden despedirse de sus muertos, ni en sus últimos momentos ni cuando ya no les quedan momentos. Historias de parturientas infectadas que recién paridas tienen que ver a sus hijos a través de una Tablet (las más afortunadas) Demasiadas palabras y emociones cosidas  en la boca que no han logrado salir.

Cifras, se habla de la economía de la cantidad de gente que va a sufrir y está sufriendo las consecuencias, pero no se habla del hambre, de la necesidad, del confinamiento de familias en habitáculos de 45 metros cuadrados. Quizás si se hable, pero de manera anecdótica alguien en una noticia suelta, pero eso no es hablar, no es narrar a diario. Porque solamente son cifras que vemos en la prensa ya sea escrita o en televisión.

Los números nos marean y no nos ayudan a ubicar las historias y lo que realmente sucede. Nos quedamos pasmados mirándolos, como el que se queda mirando una granja de hormigas sin llegar de entenderlas realmente.

Nos deshumanizamos mirando dígitos que indican cosas, muertos, dinero, empleos, y mientras los miramos no vemos a las personas que hay detrás. Demasiadas consecuencias para algo que pudo ser mucho menos.

Me pregunto si en algún momento conoceremos las cifras de los años de cárcel de todos esos gobernantes que están maltratando a la ciudadanía.