A veces me pregunto qué le voy a regalar por nuestro aniversario. Me planteo como se ha desarrollado nuestra relación, los altos y los bajos. Todo lo malo que ha sucedido, lo mal que lo he pasado. Me cuestiono sobre mi misma, revisando este año que ha sido tan nuestro y tan de aprendizaje.

Nosotros que hemos aprendido mucho mirando hacia dentro y hacía fuera, descubriendo lo mejor de nosotros mismos y la mayor parte de las veces lo peor de lo que habita fuera.

En ocasiones, tengo ganas de agradecerte el haberme hecho más dura, más fuerte y ver mis debilidades como oportunidades que realmente me ha costado ver como tales.

Tú y yo, con todo ese ruido de fondo que me enseña a aprender todo lo que das y quitas. Llevamos un año cada vez más unidos, saturando todos mis sentidos hasta tal saciedad mental que la fatiga empieza a ser crónica.

Nuestra relación que claramente pertenece al rango de lo tóxico me sigue haciendo una superviviente, con la lengua afuera de tanto correr para que no me pille la bestia. Me das más cal que arena, mientras simplemente me queda aguantar como un junco. Pobre junco.

Mis palabras también son para odiarte, maldecirte por todo lo que has quitado, por este no poder respirar que algunas veces me encoje el estómago y el pecho. Has quitado tanto, que lo poco que has dado ha sido puro arrebatar por mi rabia.

Llevamos un año constantemente hablando de ti, tratando de construir un microcosmos donde no puedas llegar, ni tocar, ni empobrecer. Es tan difícil, tan complicado.

Supón que que aún nos queda algún aniversario más, dentro de mucho tiempo, probablemente años pueda hablar sobre ti sin tener algo golpeándome la garganta.

Feliz Aniversario COVID-19