Willy para los amigos (Homenaje 2021 a Guillermo Montesinos)

Es cosa sabida que el cine español siempre ha destacado por sus secundarios. Por sus actores de reparto. Actores que en muchos casos culminan una abundante carrera sin haber aparecido en el primer lugar del reparto.

Incluso hay casos en los que tarda mucho tiempo en hacerse el público con su nombre. Simplemente se recuerda haber visto esa cara en alguna película, sin precisar más detalles. Hasta que de pronto un buen día nos quedamos con todo para siempre: su cara, su nombre, su forma de desenvolverse ante la pantalla…

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Cada uno guardará en su memoria la ocasión en la que esto le ocurrió con nuestro premiado de esta edición del Festival, el bueno de Guillermo Montesinos. Unos dirán que cuando le vieron conducir un taxi bajo las órdenes de Pedro, otros que cuando le vieron siendo uno de los “amanecidos” de Cuerda, otros le recordarán como uno de los desgraciados del crimen de Cuenca, y muchos, muchos, entrando en las calles de Sos orientando al “comando” para cumplir su misión de hacerse con la vaquilla.

Servidor le recuerda de algo antes, de una tarde en la que le vio encarnar de forma brillante a un bufón de la corte de Carlos II en la muy divertida “Jalea real” del malogrado Carles Mira. Aún le recuerdo deslizándose bajo el enorme vestido de Berta Riaza, mientras ésta asiste casi imperturbable a una tediosa sesión musical.

Guillermo -desde hace mucho Willy para quienes le aprecian, y me consta que el público así lo hace- ha trabajado en muchas de nuestras mejores películas, ha sido “chico Almodóvar”, con lo que esto se aprecia en el sector, ha hecho mucho teatro, ha salido en la tele en algunas de las series más vistas y sobre todo ha sido un actor siempre solvente sacando adelante papeles a veces pequeños de duración pero siempre grandes por la gama de los matices que el castellonense ha sabido transmitir.

Para los que somos bajitos, que uno de los nuestros triunfe nos sirve de acicate. Y Willy lo es: de los nuestros. Y en esta tierra aragonesa, donde nos consta fue muy feliz rodando con Berlanga, hasta le dedicaron una de las sillas que recuerdan aquel inolvidable rodaje. Sé que cuando él vuelve a Sos le emociona verla y recordar aquel verano caluroso.

Y nosotros, agradecidos espectadores, siempre le recordaremos como ese humilde Mariano, inteligente resumen de lo que fue aquella contienda entre hermanos.

FERNANDO GRACIA

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