Ricardo R.

Ricardo R., interno de este centro penitenciario, es en la actualidad el preso con el NIS más antiguo de Bonxe. A través de esta entrevista nos cuenta su experiencia carcelaria y los fracasos que lo han conducido hasta aquí.

 

¿En qué fecha pisa por primera vez una prisión y cuántas veces lo ha hecho?

Entro en prisión a mediados del año 1975 con 19 años en la antigua prisión provincial de La Coruña y he estado otras seis veces más cumpliendo condena.

¿Qué recuerda de esa primera entrada?

Pues lo primero que me viene a la cabeza es la silla de madera que había en un rincón del patio de los presos políticos, pues por aquellas fechas había presos de la UPG (Unión do Pobo Galego) y en otras cárceles presos de otras organizaciones, pues bien, cuando me explicaron el funcionamiento de dicha silla denominada Garrote Vil, pues en ella se ajusticiaba a los condenados a muerte, que por aquel entonces estaba vigente en el Código Penal. La manera de morir en esa silla te acojonaba un poco, pues en ella te amarraban las manos, los pies, te ponían una arandela de metal sujetando la cabeza contra el respaldo de la silla y el verdugo por detrás hacía girar una especie de rueda y un punzón salía del artilugio y te perforaba la nuca, dejándote tieso, yo hasta la fecha eso del garrote vil lo imaginaba como que te daban un tremendo garrotazo y te dejaban tieso, tieso.

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Desde el año 1975, fecha de su primera entrada, las cárceles españolas mejoraron en todos los aspectos, ¿cuál es para usted el más destacado?

Hubo muchísimas en todos los aspectos, por ejemplo la comida, en esos años se comunicaba (por lo menos en la Coruña) dos veces a la semana, cuya finalidad casi era la de que nos trajesen los paquetes con comida nuestras familias, pues lo que nos daban era muy escaso. Otra mejora fueron las estructuras, pues en aquellas fechas no había penales de cumplimiento en Galicia, el primero fue precisamente este de Bonxe que fue abierto en 1981, así mismo, en toda España se construyeron nuevos centros penitenciarios pues los que había se habían quedado obsoletos, los internos dormíamos en brigadas de 140 o 150 presos en cada una, salvo excepciones “enchufados”, cabos de vara, etc, etc…

Los Servicios Médicos de hoy en día, tenemos mucha suerte de contar en todos los centros penitenciarios con una enfermería que sería un lujazo por entonces, pues en aquellas fechas había un solo hospital general penitenciario y a todo eso era para los presos condenados, que ante cualquier eventualidad nos llevaban a él, que estaba integrado en el Complejo Penitenciario Carabanchel. A los preventivos si era alguna cosa grave nos sacaban al hospital de Labaca (para los pobres) y hoy en día te atienden de primera urgencia en todos los centros. Yo cuando ingreso no recuerdo médico alguno, por no haber no había ni enfermería, había un chaflán donde había gente mayor en el que te daban alguna pastilla si tenías mucho dolor y un practicante que venía algunos días a la semana para inyectarte. Los Vis a Vis por aquel entonces no existían, ni llamadas de teléfono, las cartas cuando llegaban te las leían e incluso censuraban lo que no les gustaba y después te las entregaban y tú las mandabas abiertas para que las leyesen antes de darles salida, ¿os lo imagináis? La cosa estaba mal por entonces. Para conseguir mejoras se abrió una lucha, llegando los motines. Después de la amnistía que les dieron a los presos políticos, mientras que a los comunes (así nos llamaban) nada de nada, de ahí que nos rebeláramos subiendo a los tejados y quemando los talleres productivos de casi todos los centros penitenciarios.

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Llevas años como interno dé apoyo en enfermería, ¿cuál es el caso más incómodo al que te has enfrentado?

En los años que llevo de auxiliar de enfermería para mí fue el de un interno del módulo, que en el año 2018 se mató atasabándose (apuñalarse) en una celda de dicho departamento, fue muy jodido pues fue una de las peores muertes que he visto, pues pensar lo que le pudo pasar por la cabeza para romper los cristales del water y con dos grandes trozos de cristal se apuñaló todo el abdomen, por mucho que se le dijo que parara el siguió hasta el final; a todo eso, ni habló, ni gritó, solo nos miró y siguió a lo suyo, fue frustrante no poder hacer nada, pero quién se acerca a un preso que se está matando con dos puñales de cristal en cada mano.

La reinserción de los presos es uno de los objetivos más importantes a conseguir, en su caso ¿por qué cree que ha fallado?

¿Por qué ha fallado conmigo? Pues a decir verdad, la reinserción no ha fallado conmigo, pues yo quise llevar la vida que llevé y nunca me plantee el reinsertarme, pero claro, todo tiene un principio y un final, pues con los años que tengo y lo que me resta de condena, ¡chégalle ben!, para mí la vida al margen de la ley llegó a su fin.

Después de haber disfrutado de varios permisos suponemos que su semi-libertad está cerca, ¿cómo se plantea su nueva vida?

Pues la contemplo con mi compañera Sandra que lleva varios años esperando a que yo salga en libertad y-hacer una vida en común, disfrutar de mi madre que lleva toda una vida sufriendo por mí, estar con mi nieto que tiene 7 años y disfrutar de su compañía, estar con mi familia, hijo, hermana, tías, primos etc, que por las circunstancias (estar yo en prisión) no pude tener con ellos la relación de familia que debí haber tenido y como no, disfrutar de la libertad de la que llevo privado varios años, en fin, tratar de disfrutar de la vida.

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