La capacidad de “Volver a empezar”

Recuerdo cuando era pequeña y el comienzo del curso suponía el verdadero “Año Nuevo”. Ese retornar se nos daba como un poner el reloj a cero. Poco a poco, según te vas haciendo adulto y las circunstancias de la vida van mutando, se empieza a diluir esa sensación de “volver a empezar”.

Siempre he sido de esas personas que piensas que ese formateo coloquial, era una forma de reinventarse y dejar atrás las cosas que debíamos y teníamos que dejar. Una especie de limpieza general, para en cierta manera enfrentarnos a una nueva oportunidad de hacerlo bien. Resultaba satisfactorio y refrescante, como si fueras una serpiente con la capacidad de mudar de piel o como aquella película en la que el protagonista estaba sentenciado a vivir el mismo día hasta lograr hacer las cosas “bien”.

mariposa

Pero una vez adultos, nos lo vamos perdiendo. Sí es verdad que las vacaciones nos ayudan a desconectar de quienes somos a diario, pero cuando vuelves a lo cotidiano no te sigue esa sensación de renovación.

¿Se pierde la ilusión, las ganas? ¿Cambia tanto la vida de adulto que no somos capaces de estar constantemente reinventándonos?

Está claro que a lo largo de la vida nos perdemos a nosotros mismos y en pocas ocasiones realizamos el trabajo arduo de volver a nosotros o de simplemente descubrir en quienes nos hemos convertido. Ya no tenemos el nuevo curso, la emoción  chispeante de los compañeros, el olor a libro nuevo y todo aquello que nos daba la oportunidad, o quizás eso nos lo otorgábamos nosotros mismos.

Estamos tan perdidos y necesitamos tanto saber quiénes somos, que debería ser obligatorio poder realizar esa “tabula rasa” como ejercicio social y personal. Pero no hay que olvidar que la sociedad en la que vivimos tienes como último en su escalara de importancia, la tan valiosa salud mental. Porque todo esto de lo que hablo tiene mucha conexión con la salud de nuestras emociones. Pero esa es otra historia, una de terror donde cada vez más personas atrapadas sin oportunidad de empezar de nuevo, se autodestruyen sumidas en la ansiedad y la depresión, que parecen plagas de la sociedad del momento.

Volver a empezar, reinventarse era otro de esos juegos que manejábamos tan bien de pequeños, mas hemos olvidado como se juega.

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