Bienestar: El yoga
Técnica milenaria benefactora para el cristiano
Escrito por: P. Juan M. Capellán del centro.
Al querer dilucidar sobre el tema que encierra el epígrafe del presente trabajo, no deja de ser una osadía, si tenemos en cuenta el abanico de mentalidades tan dispares con los que se enfrentará, constituyéndose en blanco de opiniones encontradas.
Tampoco se pretende hacer una apología del yoga como único instrumento y técnica capaz de beneficiar, física, psíquica y espiritualmente al ser humano, como ente creyente, excluyendo otros instrumentos y técnicas que puedan estimular y ayudar a la persona en y con su experiencia personal y social a encaminarlo al Creador.
Hay que partir del conocimiento de la naturaleza del yoga y de sus elementos constitutivos más fundamentales para poder emitir un juicio valorativo, como medio impulsor de la vivencia cristiana.
Dejemos de lado algunas filosofías orientales que nada tienen que ver con el yoga y que se las puede confundir con las auténticas.
El yoga está compuesto de varias partes, que enumeramos a continuación, y todas ellas inciden en la formación integral de la persona, contribuyendo al desarrollo de su personalidad y espiritualidad.
¿Qué es el yoga?
Se puede definir como: “Un sistema de formación total, que tiene por fin el control del cuerpo y de las energías vitales, con miras a eliminar obstáculos físicos a las energías espirituales. El yoga (unión) es una ciencia experimental que busca y facilita la unión con el Absoluto, por medio del control de la mente y del cuerpo”.
Digamos con palabras de Swami Vishnoudevananda, profesor de yoga en la Universidad del bosque Rishikesh-Himalaya: “El yoga es una ciencia que enseña cómo despertar nuestras fuerzas latentes y cómo acelerar el proceso de la evolución humana”.
Busca la plenitud y armonía de las cualidades, sobre todo las ideológicas, psíquicas y espirituales, por encima de las somáticas.
Es un sistema de unificación, de control absoluto, de ahorro de energía y concentración de fuerzas para dirigirlas a un fin.
Hay que destacar que sólo la mística del yoga da la plenitud total, y ésta tiene dos partes: El Yama y el Niyama.
El Yama lo podemos entender como abstinencia y se compone de cuatro partes:
Ahimsa, no violencia
Satyan, veracidad.
Brachmachaya, castidad
Asteya, pobreza.
El Niyama, lo integran las virtudes y son cinco:
Sauchan, pureza (limpieza interna y externa).
Santosa, felicidad.
Tapas, austeridad.
Svadhyaya, conocimiento.
Ishavara-Prenidhana, entrega total a Dios, vivir en su amor.
El Yama y el Niyama, mística del yoga, es fundamental para la reintegración total del alma y del cuerpo.
Clases de yoga:
Hatha-Yoga, el yoga de la voluntad. Conseguir que nuestro cuerpo no ofrezca resistencia al espíritu. Yoga físico.
Gnana-Yoga, el yoga de la sabiduría, de la inteligencia, de la reflexión. Yoga de la mente.
Bhaktí-Yoga, el yoga del amor, camino de la devoción y del sentimiento. Yoga del corazón o de la mística.
Raja-Yoga, Yoga real, del conocimiento. Es el yoga de la contemplación, de la meditación estática junto con la imaginación creativa. Para el Raja-yogui, sólo existe la actividad intelectual. No tiene más acción que la acción de la mente.
Estos son los más importantes, aunque existen otros, que no dejan de tener su importancia dentro del sistema yóguico, pero con estos es suficiente para que comprendamos que el yoga no es una religión, ni un sistema filosófico que atente contra el cristianismo, ni contra ninguna religión. Todo él contribuye a que el ser humano se conozca a sí mismo, entre en sí mismo y descubra el reino de Dios que todos llevamos en nuestro interior, puesto que el yoga dispone y capacita al ser humano, en todas sus dimensiones, con profunda serenidad y relajación a ese conocimiento de sí mismo y encuentro con Dios.
Como punto final diremos que el pronayama (ejercicios de respiración) cuyo sistema y práctica, sumamente profundo y complicado, a la vez que muy peligrosos fisiológicamente, si no se realizan bajo la supervisión de un gurú (maestro), es la parte del yoga que juega un papel imprescindible, en unión con la concentración, en la práctica del yoga, puesto que estabiliza todos nuestros sistemas: nervioso, simpático, parasimpático…, llegando a ser la persona ella misma y con el Todo Poderoso.
No tengamos miedo a practicar el yoga, ya que como técnicas milenarias y experimentadas por miles de Gurús, nos garantizan la grandiosa y maravillosa positividad para nuestra vida y nuestra espiritualidad, dándonos valor, firmeza y fortaleciendo nuestra fe y esperanza sea cual sea nuestra religión.