El dilema del C.I.S.

Escrito por: Redacción GUREA

Asistimos, con gran angustia por nuestra parte, al revuelo que ha levantado la ubicación del Centro de Integración Social de Vitoria.

No olvidemos que Gasteiz es la capital de Euskadi. Toda capital que se precie ha de estar dotada de una serie de servicios para atender a todos sus ciudadanos. No sólo para los más favorecidos sino también para los más desafortunados. Entre estos últimos nos encontramos la población reclusa. Que no dejamos de ser ciudadanos por el hecho de estar privados de libertad. Quisiéramos recordar también la importancia vital de dicho centro como paso intermedio entre la Prisión y la vida en libertad. Es aquí donde se retoma el pulso para la reinserción, porque ha de ser precisamente dentro de un núcleo habitado donde se haga esta actividad. Bien sabemos la desconfianza que puede generar entre los vecinos de las zonas aledañas el emplazamiento en cuestión, por las consabidas razones de seguridad. Pero es labor de todos romper estos arquetipos un poco trasnochados.

Para las personas no iniciadas en temas penitenciarios, a los que Dios conserve en su santa ignorancia, diremos que para que un recluso vaya al C. I. S. ha de pasar un determinado tiempo en prisión. Después será evaluado por una serie de profesionales altamente cualificados y dotados de una larga experiencia, quienes dictaminarán si la persona en cuestión está o no capacitada para un régimen de semilibertad. Les puedo asegurar que el control es exhaustivo y que cuando se detecta alguna irregularidad, dicho infractor vuelve al Centro Penitenciario en espera de que se estudie su caso. Por eso mismo se va con pies de plomo para no desandar este largo y penoso camino tan difícil de recorrer. Así que los más interesados en que no haya problemas de ningún tipo son los mismos internos. Los cuales están lo suficientemente preocupados por su trabajo, por sus cursos de capacitación y por recuperar la confianza de sus familias, como para meterse en líos.

Que no dejamos de ser ciudadanos
por el hecho de estar privados de libertad

Otra de las razones que podía esgrimirse, en estos tiempos de crisis, pudiera ser el coste tanto de la construcción como del mantenimiento del centro en cuestión, pero si miramos un poco a nuestro alrededor podemos ver que hay emplazamientos hoy por hoy en desuso, donde podían ir estas instalaciones, sin que el coste de adecuación fuese desorbitado. Nos referimos claro está, al cuartel que la Policía Nacional tiene en Betoño. Dicho cuartel contaba con una serie de viviendas para los funcionarios, que nunca fueron utilizadas desde el día de su construcción. Se da la casualidad que este edificio, dotado de todos los sistemas de seguridad y con una red de comunicaciones más que suficiente, pertenece al  Ministerio del Interior que a su vez es  también Instituciones Penitenciarias, con lo cual pensamos que los trámites no serían insalvables.

No queremos entrometernos en cuestiones administrativas, ni decir a nadie lo que debe hacer, pero a lo mejor aunque sólo fuese de forma transitoria en espera de un consenso para la situación definitiva del Centro de Integración social, se podía dar utilidad a este gran espacio y lograr desmasificar la Sección Abierta, consiguiendo así más oportunidades para aquellos que lo merezcan.                                                                                              

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