Escrito por: Quintín Gª Muñoz

Apreciados amigos lectores:

Creo que uno de los grandes misterios de la vida está encerrado en estas dos palabras: proyecciones mentales. Sé que casi nadie estará de acuerdo con esta afirmación; que parecerá un poco exagerada, pero tal vez pueda ocurrir que el término proyección mental sea sinónimo de contacto espiritual o herramienta que utiliza el ser humano para conectar con el mundo mental, que para la ciencia no existe… de momento.

Lo curioso es que este concepto lo anexioné a mi acervo cultural porque un amigo lo mencionó para intentar explicar las experiencias que yo le relataba. Por lo tanto, como en casi todas las cosas, no es necesario saber cómo se llama algo, o qué cualidades lo describen para poder utilizarlo eficazmente.

Es seguro que la mayoría de nosotros estamos utilizando continuamente proyecciones mentales, sólo que no somos conscientes de tamaña virtud mental. Para mí, el término proyección mental es el resultado de la cualidad del ser humano de convertir el pensamiento en luz.

Que el pensamiento se convierte en luz no es, como muchas ideas que menciono, original mía, es aprendida, en este caso de los libros de Alice Ann Bailey. Sinceramente es una forma de explicar algunos fenómenos eléctricos que casi todos hemos experimentado, como norma general, inconscientemente. Podría decir que una proyección mental es una creación visual luminosa que se desplaza a través del plano mental-sentimental hasta llegar a su destino, donde toma materia etérica y contacta con otra mente.

Es seguro que la mayoría de nosotros estamos
utilizando continuamente proyecciones mentales

Una proyección mental, creo que se podría dirigir, por ejemplo a una montaña, pero como la montaña no emite una respuesta claramente identificable por quien ha emitido la proyección mental, no se puede afirmar que la proyección luminosa ha tocado la materia. Lo que en teoría no significa que la proyección mental no haya contactado con éxito.

Se podría deducir de lo escrito hasta ahora que para que una proyección mental cumpla su objetivo, son necesarias dos condiciones:

1) Que el ser humano sea capaz de crear una proyección mental, creación luminosa dotada de luz y con un atributo sentimental, por lo general. Este atributo sentimental puede estar situado en una supuesta escala que va desde el no sentimiento hasta el sentimiento mas noble y bello que se pueda conseguir.

2) Que la proyección mental sea recibida por un organismo sensible capaz de percibir la imagen luminosa y a su vez devuelva a la fuente, algún tipo de respuesta e información.

No todas las personas son capaces de crear una forma luminosa. O mejor expresado, un cerebro normal necesita un aprendizaje. No todos tenemos las mismas capacidades de imaginación creadora. (Por ejemplo el autor del artículo no era una persona con grandes dotes de imaginación creadora, pero después de treinta años de trabajo, al final se puede decir que algo aprendió.)

En muchas ocasiones utilizamos el razonamiento lógico. Si bien es necesario, una vez que se han aclarado las ideas, se podría decir que es un tanto agotador. Consume mucha energía y cuando se pasa de cierto límite, se llega a un bucle del que no se puede salir, y si no se hace al final nos sentimos sin fuerzas y relativamente agotados.

Con el tiempo, una vez que un ser humano ha establecido unos principios por los que se rigen sus acciones, puede invertir más tiempo en el desarrollo de la imaginación creadora. Se puede intentar visualizar justo en el entrecejo, o más bien, pensando en esa dirección que tenemos delante de nuestras frentes, figuras geométricas, (un triángulo, un cuadrado, una esfera) y dotarlas de colores, hasta que esas figuras en miniatura o lejanas se hacen casi realidad para nuestra visión.

Los antiguos místicos dirigían sus creaciones hacia el “cielo
de los santos”, de donde recibían algún tipo de respuesta

El trabajo, para muchas personas, es lento, y también un tanto arduo, pero cuando hemos conseguido según nuestro propio punto de vista el éxito, se siente una gran satisfacción, como también ocurre en ocasiones, cuando un razonamiento lógico nos lleva a una visión comprensiva.

Está claro que cuando ya hemos conseguido un cierto dominio sobre la creatividad de formas, hechas de luz, y no meras relaciones neurolanes como se nos quiere hacer creer, surge la eterna pregunta…¿y ahora que?

Ahora ya sabemos por qué se ha expuesto el segundo requisito. Si no conseguimos llevar la proyección mental hasta un organismo vivo capaz de percibir la imagen luminosa y devolver una respuesta, nuestras imágenes permanecerán en el limbo de la teoría.

Los antiguos místicos dirigían sus creaciones hacia algún lugar abstracto, al que podían denominar como cielo de los santos, de donde recibían algún tipo de respuesta. Si no hubiese sido así, nadie se habría molestado en meditar. Y está claro que era algo muy importante para cierta clase de hombres y mujeres que vivieron un poco antes que nosotros mismos.

Se podría decir que conseguir respuesta de la mente de otro ser humano es algo más dificil y que ya no depende de uno mismo. Si bien, el trabajo de convertirse en un creador mental es necesario llevarlo a cabo. Existen zonas mentales a las que podemos proyectar nuestras creaciones mentales, que pueden devolver estados gratificantes del ser.

En un próximo capítulo seguiremos hablando sobre algún misterio acerca de la relación mental entre seres humanos, que se podría decir que lleva implícita la confirmación de que no existe separación entre dos mentes aunque residan físicamente a cinco mil kilómetros de distancia una de la otra.

Afectuosamente,
Quintín