Mercedes Sampietro que estás en la Tierra
Enviado por Lucía Álvarez el 16/05/11 • En la sección de Apuntes,Artes y letras
Crecí viendo “Gary Cooper que estás en los cielos”. Crecí con Pilar Miró. Y lo que es lo mismo, crecí con la imagen de Mercedes Sampietro. Si me preguntaran una película que forme parte de la historia de mi vida, indudablemente una muy importante sería ésta.
Han pasado los años y la imagen de la sincera, exacta, emocionante, verdadera Mercedes Sampietro me sigue conmoviendo. Hay muy pocas actrices capaces de soportar el peso de una película – y más aún si hablamos de una película tan difícil, con esos primeros planos- como lo hace Sampietro. Con esa verdad, con esa mirada que traspasa la pantalla y te emociona de arriba abajo, sin olvidar uno solo de los poros de tu piel.
Han pasado los años y esa niña que intentaba comprender, cuando apenas empezaba a vivir, lo que podría ser la sospecha de una muerte inminente, de un deseo de aferrarse a la vida, ha crecido.
He crecido y ¡lo que es la vida! ahora soy actriz. Sin duda influenciada por la cantidad de cine y de teatro que veía con mi madre, por el amor que cada día me inculcaba al placer de vivir otras historias. Y sin saberlo yo, sin ser consciente, Mercedes Sampietro estaba en mí como referencia. Referencia del buen saber hacer, de la capacidad de vivir otras vidas para que los demás las puedan vivir a través de ti. Sin histrionismos, con una aparente facilidad pasmante.
Esos gestos que tiene cada personaje y que ella
hace suyos como si lo fueran de nacimiento
Ahora que soy actriz he descubierto que esa aparente facilidad, además de un gran talento, es fruto de todo lo contrario. Es fruto de un arduo trabajo, de una labor de investigación muy potente. Porque para hacerte vivir la vida de otra persona de una forma tan real, debes conocer ese personaje milímetro a milímetro.
Siguen pasando los años e intento conseguir –aunque sólo sea rozando- un ápice de la verdad que hay en las interpretaciones de Sampietro. Esos gestos que tiene cada personaje y que ella hace suyos como si lo fueran de nacimiento. Al igual que lo hace con la forma de expresarse de cada personaje. Y esa mirada… limpia, sin trampa ni cartón, donde te convence cada segundo de lo que está diciendo.
Hace unos días me hicieron un gran regalo: tuve la oportunidad de darle el premio homenaje a toda una vida en un festival de cine. Se lo entregué junto a otra de las grandes: Pilar Bardem –El papel se me queda corto para expresar la grandeza de ésta mujer, de mi amiga del alma: leal, generosa, honesta, divertida… Aunque a algunos les cueste reconocerlo. Será porque no tienen la suerte de vivirla día a día-
Vuelvo a Mercedes Sampietro. Vuelvo a donde estaba. Aunque las dos son parte de lo mismo: La amistad con mayúsculas y el amor por nuestro oficio. Siento una alegría inmensa al poder decir a día de hoy y desde hace unos cuantos años, que todo lo que he descrito anteriormente se refiere a mi amiga Mercedes. A mi Sampi. Las charlas amenas e interesantes, las risas interminables, las canciones hasta entrada la noche, la mano amiga, la sonrisa y la tranquilidad de saberte querida. Esa es Mercedes.
Independientemente de la frecuencia con que nos veamos, siempre sabe hacer que la sienta cerca. Y sentir cerca a los amigos ahuyenta la soledad y da fuerzas para vivir con una sonrisa.
P.D: No dejen de hacer “Turismo” (magistral e impactante corto dirigido por ella) por los “Lugares comunes” de “53 días de invierno” con “El silencio roto” para darse el gusto de decir: “Sé quién eres”