Prácticas artísticas en centros penitenciarios
Escrito por: Tais Vidal y María Ruiz
Prácticas Artísticas en Centros penitenciarios es un proyecto de investigación que nace con el objetivo de realizar una recopilación, documentación y análisis de las prácticas artísticas y culturales que se desarrollan en la actualidad en los centros penitenciarios. A través de esta investigación se han documentado más de 50 proyectos relacionados con el arte y la cultura contemporánea en el ámbito penitenciario, los cuales han permitido extraer un diagnóstico y una evaluación del estado general de estas actividades.
A través de este artículo os presentamos de modo resumido el panorama actual de las Prácticas Artísticas en Centros penitenciarios.
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Un factor fundamental en el proceso de inserción social de los reclusos es el acceso a la cultura. Sin duda alguna, la cultura es un derecho de todas las personas bajo tutela judicial; se considera como un agente de revalorización personal que mejora la rehabilitación de los internos y su desarrollo integral como personas.
Si analizamos la legislación vigente respecto a este tema vemos que tanto la Constitución de 1978 como el Reglamento Penitenciario (Real Decreto 190/1996), reconocen el derecho de las personas encarceladas a la inserción social, al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad. Por ello, el sistema penitenciario contempla la existencia de programas culturales y deportivos destinados a asegurar los derechos de los internos. Concretamente el artículo 25.2 de la Constitución dice que las penas “estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social” y que los condenados tendrán “derecho a un trabajo remunerado (…), así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.”
La función de la pena es por tanto la rehabilitación y reinserción social de los reclusos, y ésta se lleva a cabo principalmente a través de la educación y la formación profesional y laboral. También a través de programas de educación no formal, como las actividades socioculturales y deportivas. Las prácticas artísticas se enmarcan por tanto dentro de los programas de educación no formal que se llevan a cabo en los centros penitenciarios.
Las disciplinas artísticas sobre las que existe un trabajo
más consolidado son el teatro y los medios audiovisuales
Como complemento indispensable de los programas educativos y de formación laboral que se organizan en los establecimientos penitenciarios, se encuentran las actividades culturales y artísticas. Todos los centros penitenciarios, cuentan con la organización de actividades orientadas a desarrollar las capacidades sociales y laborales de los reclusos. Se trata de un conjunto de acciones situadas en el campo de la educación no formal y que permiten dar respuesta a otras necesidades educativas de los internos, ayudan a su desarrollo personal y social, estimulan la autoestima y motivan una actitud respetuosa.
Estas actividades están planificadas de forma generalizada por las unidades administrativas destinadas a ello de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y se traspasa su ejecución a los centros penitenciarios de todo su ámbito de actuación. Además, los reclusos disponen también de la capacidad de intervenir en la planificación y la propuesta de las actividades que se desarrollan con financiación y gestión propia del centro o mediante la cooperación con instituciones públicas y privadas.
De forma generalizada[1], los proyectos y acciones culturales en los centros penitenciarios incluyen ciclos de cine, talleres ocupacionales, concursos musicales y de escritura o realizaciones plásticas. También se llevan a cabo representaciones de grupos teatrales, musicales o exposiciones en el exterior que permiten acercar a la ciudadanía la realidad creativa y productiva del interior de las prisiones, un mundo desconocido para la mayoría.
De entre todas estas actividades, según hemos observado, las disciplinas artísticas sobre las que existe un trabajo más consolidado son el teatro y los medios audiovisuales, tanto en España como el resto de Europa. En torno a estas disciplinas se han creado proyectos de un alto nivel artístico que, con el tiempo, han conseguido una gran infraestructura y difusión. Ejemplos de esto son TeatroDentro en Barcelona, Lieux Fitifs en Marsella y La Compagnia de la Fortezza en la Toscana Italiana, quienes han establecido una red de trabajo, investigación e intercambio a nivel europeo. Así pues, podemos afirmar que se trata de estructuras más complejas y maduras que las que existen alrededor de otras disciplinas, puesto que se encuentran en un punto mucho más avanzado. Incluso se han llegado a organizar encuentros e investigaciones con resultados muy contundentes.
Según Andrea Mancini, autor del libro A scene chiuse, el teatro consigue mayor éxito dentro de las prisiones porque:
Con el teatro se aprenden habilidades lingüísticas, manuales, técnicas y de interpretación; se trabaja desde el individuo hacia el colectivo; se rompen con los hábitos de la prisión, el individuo se enfrenta a sí mismo al margen de las etiquetas y de los comportamientos delincuentes; se transforman las funciones de los espacios, imaginando lugares de libertad e intercambio donde prevalecía la separación, la limitación, la definición rígida de las tareas; los guardias pasan de ser los depositarios de las funciones de convivencia y represión a colaboradores activos de los procesos teatrales, los sujetos comparten un diálogo a muchas voces que tiende a debilitar las divisiones de roles con los educadores; se desafía a estos últimos a interpretar su trabajo de una manera diferente. También son importantes los momentos de trabajo, que acaban en un espectáculo que adquiere todavía más sentido si se representa más de una vez, puesto que enfrenta a los actores, de una manera continuada, con el público. El momento de la representación supone para el ciudadano tomar conciencia de la prisión.
Aunque es cierto que cuando se trabaja el teatro se abarcan muchas habilidades y capacidades y por tanto lo convierten en una disciplina muy completa, consideramos que los argumentos que expone Andrea Mancini pueden ser extrapolables a otras disciplinas, puesto que las dinámicas que se generan tienden a ser similares.
Cada vez existen más artistas
y entidades culturales implicadas
Así mismo, hemos observado que cada vez existen más artistas y entidades culturales implicadas en la realización de estas actividades y hemos comprobado que cuando estos deciden desarrollar proyectos en el ámbito carcelario, es porque tienen un interés real y un compromiso social respecto a su trabajo. Un buen ejemplo de esto es Anita García, que en su blog de Internet dice:
Cuando me plantearon la posibilidad de poner en marcha el proyecto en un centro penitenciario, me replanteé muchos aspectos de la profesión y me proyecte a mi misma como un “ACTOR SOCIAL”. En la sociedad actual todos diseñamos, inventamos nuevos modos de SER y HACER y vi claro como tenía que plantear mi función (…) desde donde podía ayudarles y la utilidad de un taller de DISEÑO en un medio tan especial (…) sabía que debía asumir mucha responsabilidad y posicionarme como un eslabón más de una cadena, aportando mi visión y creando servicios para esta comunidad cerrada[2].
También nos hemos dado cuenta de que los proyectos de mayor calidad artística se concentran en las prisiones que se encuentran en el perímetro de grandes ciudades, y por lo tanto, sobre aquellos públicos que se encuentran más próximos a los núcleos de mayor oferta cultural. En el caso de Cataluña, el informe anual de 2010 del CoNCA (Consell Nacional de la Cultura i les Arts. Departamento de Cultura y Medios de Comunicación de la Generalitat de Catalunya) dice respecto a esto:
La democracia cultural tendría que ser el primer objetivo de las políticas culturales que impulsen, en el ámbito cultural, la igualdad de derechos que se reclama en el ámbito económico y social. Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Constitución de la UNESCO hasta los documentos del Consejo Europeo o el Estatuto de Cataluña, se reconoce que “todas las personas tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a la cultura y al desarrollo de sus capacidades creativas individuales y colectivas” (Estatuto, art. 22) y que “los poderes públicos deben emprender las acciones necesarias para facilitar a todas las personas el acceso a la cultura, a los bienes y a los servicios culturales y al patrimonio” (Estatuto, art. 44).
Así pues, creemos que se debería procurar una distribución uniforme de la cultura y las actividades artísticas en todos los centros penitenciarios, independientemente de su ubicación geografía o lejanía respecto a los núcleos y centros de creación artística.
Se debe impulsar el trabajo en red
y superar el aislamiento
Al margen de esto, lo cierto es que cada vez son más las entidades museísticas y culturales que se preocupan por llegar a los denominados colectivos en riesgo de exclusión social. De entre las iniciativas destinadas a los internos de los Centros Penitenciarios cabe destacar la revista Hipatia, proyecto educativo que nace de la colaboración entre las mujeres del módulo 10 de la prisión de Mansilla de las Mulas y el Departamento de Educación y Acción Cultural del MUSAC. El primer número de la revista salió a la luz en septiembre de 2008, y dada la continuidad de actividades que se han generado a su alrededor podemos hablar de consolidación y estabilidad del proyecto. También podemos destacar otros museos y centros de arte que han iniciado acciones en este ámbito obteniendo resultados muy satisfactorios, es el caso del proyecto Tu caja. Mi refugio desarrollado por el Museo Oteiza en el Centro Penitenciario de Pamplona, o el programa desarrollado por Artium en la cárcel de Nanclares de la Oca en colaboración con los centros de euskaldunización de adultos IKA. Así mismo, observamos que existe la voluntad de hacer llegar dentro de las prisiones actividades que transcurren en el exterior. Por ejemplo Mediterránea. Feria de Espectáculos de Raíz Tradicional de Manresa, Proyectaragon. Muestra Audiovisual Aragonesa o el Festival Hipnotik 2010, trasladaron parte de sus actividades al interior de la prisión. Este gesto atiende sin duda al deseo de democratizar la cultura y abrir las prisiones hacia el exterior.
Una vez analizada la legislación y extraídas las observaciones, os presentamos unos retos básicos pero fundamentales que creemos que deben de fijarse de cara al futuro:
Por un lado, se debe impulsar el trabajo en red y superar el aislamiento. Conocemos iniciativas que trabajan en este sentido, como es el caso de la Revista la Oca Loca, y consideramos que este podría ser un modelo a seguir. Debemos empezar a trabajar con un enfoque comunitario en el que se promueva la colaboración estable a fin de evitar duplicados de información, recursos y estrategias. Tenemos que ver esta metodología de trabajo, como una manera efectiva de aprender de las experiencias de los otros y establecer debate para avanzar más rápidamente en los procesos. Otros referentes a seguir, con adaptaciones a nuestro contexto, pueden ser algunas de las iniciativas[3] europeas ya puestas en marcha.
Por otro lado, es necesaria la sensibilización y formación cultural y artística de los profesionales del sistema penitenciario. Estos, juegan un papel decisivo en el desarrollo de las políticas penitenciarias y en la puesta en práctica de los programas de reeducación de los internos; es imprescindible su implicación ya que depende de ellos, en gran medida, el éxito o el fracaso de los proyectos.
A modo de síntesis global, podemos afirmar que el trabajo en cuanto al arte y la cultura en los centros penitenciarios, toma cada vez más interés por parte de las instituciones y de los profesionales de la cultura. Este acercamiento es el resultado de las acciones emprendidas para abrir la cultura y el arte a estos nuevos públicos, que hasta el momento se encontraban alejados a causa de su condición social. De igual manera creemos que se está produciendo un acercamiento por parte de los artistas, que ven estos contextos como nuevos espacios para desarrollar su trabajo.
Finalmente hay que decir que la cultura entra en los centros penitenciarios desde la formación reglada y profesional. Sin embargo, proponemos que lo haga de una manera diferente; aportando a los internos cierto bagaje y hábitos culturales. Si conseguimos trabajar en esta línea, favoreceremos la democratización de la cultura y las condiciones de igualdad respecto a esta.
[1] Se ha realizado un mapeado de actividades culturales realizadas en los centros penitenciarios y que suman más de 50 proyectos de diferentes ámbitos territoriales España, Cataluña, Francia, Italia, Alemania, Reino Unido y de cooperación europea.
[2] Texto extraído de: http://alehopxanitagarcia.blogspot.com/
[3] Movable Barres, proyecto que comenzó en octubre de 2008 y se ha desarrollado hasta septiembre de 2010. Su objetivo es crear un modelo piloto que sirva para difundir un metodología de enseñanza práctica para los profesores de música y danza que trabajan en la educación de adultos en las prisiones de toda Europa. Este objetivo se asumió a través de talleres e intercambio de información entre los centros con experiencia en el uso de la música y la danza en la educación de adultos en la prisión y profesionales de dichos ámbitos.
Teatro e carcere in Europa, intercambio de experiencias entre instituciones con el fin de hacer una lectura de las experiencias realizadas en torno al teatro y la cárcel en Europa. Además se analizaron las cuestiones comunes y se compararon las diferentes realidades de las instituciones participantes en el proyecto. El objetivo fue, crear un espacio de reflexión visible y activo sobre las condiciones del teatro y la cárcel en Europa respecto a su función en la rehabilitación de los presos.
Art and Cultur in prison, proyecto que tiene como objetivo aumentar el conocimiento y la promoción del espacio cultural en las prisiones, así como el desarrollo de las relaciones de cooperación de los actores internacionales involucrados con el fin de promover la producción y circulación de los productos artísticos realizados. Es decir, se busca un conocimiento más profundo de las actividades artísticas y culturales desarrolladas y de los efectos de estas dentro y fuera de las cárceles.
Frontières Dedans – Dehors, tiene por objetivo crear un espacio de diálogo entre la prisión y la sociedad, entre las personas reclusas y los ciudadanos libres. Se define como un proyecto de creación artística, de educación, de formación y difusión entre las ciudades y las prisiones europeas participantes durante el periodo 2000-2013.