Daroca, Tierra de libertad

Cuando me pidió recientemente Javier Mesa que colaborase con la magnífica revista de La Oca Loca, que con tanto esfuerzo, ilusión y buen hacer están realizando todos sus participantes, me vinieron muchos temas. Me dijo que podía escribir de lo que quisiera, y me dejó vislumbrar que también sobre Daroca sería interesante decir algo.

DarocaY recordé que en el año 1989 tuve la ocasión de entrevistar para un medio local a Juan María Bandrés, que a la sazón era candidato al Parlamento Europeo. Y me comentó, con esa afabilidad de la que siempre hizo gala, que Daroca era muy conocida, y no tan sólo por los Corporales. Evidentemente hacía referencia al Centro Penitenciario.

Después de la entrevista estuvimos departiendo durante un buen rato, e intercambiamos opiniones acerca del asunto. Y entonces ya tuve que reflexionar acerca del nombre de la ciudad y los apelativos asociados, porque muchas localidades que albergan Centros Penitenciarios han sido “ocupadas” en su fama por éstos últimos, desconociendo la mayoría de la gente todo acerca de la historia, patrimonio o recursos naturales que cuentan esas comarcas y que seguramente merecerán ser destacados más allá de contar con una prisión.

Y es curioso además, que cuando nos referimos a Daroca en su periodo medieval siempre la definimos como “Tierra de Libertad”, porque ha estado esta comarca a lo largo de la historia en tierra de frontera.

Las aldeas tributaban a Daroca,
que ejercía como verdadera señora del territorio

Aragón siempre ha estado poco poblado, y se ha debido recurrir a medidas extraordinarias para ocupar y controlar el territorio. Y así fue como después de la conquista de la ciudad por Alfonso I el Batallador entre el 17 y 24 de junio de 1120, se le otorgó un fuero, del que apenas conocemos nada, ampliado posteriormente en 1142 por Ramón Berenguer IV, consorte de la reina Petronila de Aragón, del que tenemos ya varias copias y sobre el que se han realizado varios estudios, del que destacaremos especialmente la publicación de María del Mar Agudo Romeo, editada por el Centro de Estudios Darocenses.

Imagen figurada de Alfonso I el BatalladorLas tierras de la extremadura aragonesa eran duras, expuestas, y con toda una organización político – social por hacer. No había otra solución que llamar a repobladores de Aragón y otros paises para que acudieran a vivir a esta amplia zona, donde denominaron con nombres atractivos a varias de sus nuevas localidades en un incipiente plan de marketing: Villahermosa, Vistabella, Torralba, Villadoz, Torrehermosa, Villafeliche, Fombuena,…, y sobre todo otorgando una serie de libertades y derechos desconocidos hasta entonces en toda Europa, tal y como ha puesto de manifiesto en repetidas ocasiones el doctor José Luis Corral.

Las aldeas tributaban a Daroca, que ejercía como verdadera señora del territorio, y todos sus moradores respondían sólo ante el rey, incluídos musulmanes y judíos que las habitaban. Ser tierra de realengo era un auténtico privilegio en la sociedad de la época.

Se ordenaron toda una serie de cargos que regían en la ciudad y sus aldeas, y también los tributos que tods ellos debían pagar. Y en lo particular, los ciudadanos contaban con sus propios derechos, incluido la inviolabilidad del domicilio y un sistema jurídico propio no aleatorio, verdadero lujo jurídico para la época.

Se repartieron parcelas para que todos los nuevos moradores pudieran edificar vivienda, los cargos se elegían de entre los vecinos por periodos de un año y se empezó a construir un nuevo entramado social que perduraría más de setecientos años.

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2 Comentarios

  1. Sólo apuntar que, la Comunidad de Daroca, que fue la que duró más de seiscientos años, no incluyó nunca a Daroca entre las poblaciones que la componían. Y añadir que es muy triste comprobar cómo muchos de estos más de cien pueblos que la componían, han olvidado por completo su pasado, la época en que fueron construídos sus edificios más singulares, como las Casas Consistoriales, que todavía muchos siguen llamando trinquete a sus lonjas. Han olvidado el objeto y la finalidad para los que fueron levantados, y de este modo, muchos de ellos los derriban, sin siquiera saber que se están cargando lo mejor de su patrimonio artístico e histórico. Sería conveniente llevar a las escuelas esta historia tan singular y sorprendente, esta historia de autogestión concejil, única en Europa, no sólo a las escuelas de los pueblos que compusieron en su día la Comunidad de Daroca, sino a todas las escuelas de Aragón.

    Salud.

  2. Estoy de acuerdo contigo. No obstante, para convertir este tema en debate, ya que esta revista la lee mucha gente en todo el Estado, he hecho una aclaración más extensa en mi blog. Muchas gracias.

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