Escrito por: Jordi Salvador

Toqué el timbre. No tardó en producirse el típico rumor de quien va abrir la puerta.

Dejé el petate en el suelo y esperé. Esos sonidos me produjeron una conmovedora sensación de deja- vu. Increíble que después de X años en el mako hubiera recuperado la capacidad de emocionarme hasta que se me saltaran las lágrimas.

Volvían los recuerdos de mi pasado. Ese prometedor bajar el volumen del televisor y ese frufrú de una bata que se acerca a la puerta lo viví, hace una eternidad; ahora lo oigo otra vez y me inunda la felicidad. Abre la puerta, y aunque sabía que a lo largo de la tarde noche yo llegaría, pone ojos de sorpresa, un leve beso y se aparta, dejándome la puerta franca para que entre.

Ella es libre, siempre lo ha sido y libremente ha elegido estar conmigo, aunque la vida la haya convertido en otra presa que espera. Me contagió su libertad, ahora los dos somos libres pues volvemos a tener esperanza.

Ella era mi pasado
y ahora sería mi futuro

Ella era mi pasado y ahora sería mi futuro porque había recuperado la vida, la libertad. Gracias a su amor tenía esperanzas de volver a la normalidad, poder elegir qué comer e incluso poder andar en cualquier dirección sin que un muro me detuviese y sobre todo dormir abrazado a su lado.

En mi caso fue el amor lo que me ha permitido reinsertarme de nuevo a la vida. Voy a luchar con todas mis fuerzas, aunque sea picando piedras para que nadie me separe jamás de ella.

* 1º Premio categoría Microrrelato en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía y Microrrelato 2011 para centros penitenciarios