Profesor Javier Aguirre

Privilegiado me siento al tener la oportunidad desde aquí, la revista La Oca Loca, de poder escribir sobre lo que más me gusta, el deporte.

En su visita a DarocaHoy he decidido elegir como protagonista del artículo a Javier Aguirre, técnico del Real Zaragoza. Una persona humilde, sencilla y solidaria, que sabe a la perfección adecuarse a cada situación que se le presenta.

Él confiesa que con el trabajo todo se puede conseguir. Lleva por estas fechas un año desde su llegada al Real Zaragoza, donde ha tenido, tiene y espero siga teniendo, un gran reconocimiento social. Estas últimas fechas no están siendo las mejores, pero aún así, sigue teniendo claro qué mensaje trasmitir. Hay que sumar en la primera vuelta 22 puntos para conseguir el objetivo y este no es otro que evitar el descenso de categoría.

Profesor como entrenador
y maestro como persona

Barcelona ya queda en el pasado y solo el próximo partido con el Sevilla es el presente y la única preocupación. En un club sin proyecto de futuro, con jugadores que saben están de paso en la mayoría de los casos y con una situación que puede cambiar de un día para otro, solo vale cada partido, sin estar pendientes del siguiente, ni de la clasificación, ni de cualquier otra situación que pueda afectar la dinámica del equipo. Si alguien soñó tras el triunfo con la Real Sociedad, con otro objetivo que no fuera evitar el descenso, debe despertar y volver a la realidad.

Javier AguirreAhora toca que la afición, el único activo de este club, siga con su modélico comportamiento hacia el equipo y hacia el entrenador, intentando llevarles hasta donde en ocasiones el equipo por sí solo es incapaz de llegar.

El bueno de Javier Aguirre aún con dificultades, maneja la situación, pero en ocasiones aunque no lo exterioriza, deja pinceladas de soledad. Alguien debería aparecer públicamente para no dejar siempre al entrenador como la única cabeza visible y más en las situaciones difíciles, cuando las rachas son negativas y conducen al pesimismo.

Tenemos creo el mejor entrenador que este equipo en las circunstancias en que está podría tener. Y los jugadores lo saben, son conscientes y confían ciegamente en él. Suyo es el mérito del convencimiento del grupo. Otra cosa son las limitaciones técnicas que pudiera haber en el equipo, de las cuales él no es el responsable.

Amigo Javier me gustaría que siguieras ejerciendo de profesor aquí durante mucho tiempo. Profesor como entrenador y maestro como persona. Tú no eres de esos que quieren poner puentes donde ni tan siquiera existen ríos y sé que eres sabedor de que la confianza sirve más que el ingenio.

Esa confianza que tengo y que tiene una afición que se agarra a tu sabiduría como único enganche hacia la ilusión.

Gracias profesor.

 

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