Escrito por: Joan B. , Sil Sancho y Francisca González

Comenzaré hablando de hace miles de años. Cuando las manadas de perros, para vivir, necesitaban buscar los sitios estratégicos, cobijo y comida, el jefe de la manada, llamado Alfa, les indicaba donde se encontraban, llevándoles al lugar. Una vez allí, el perro no caza, pero sí es el primero en comer, a diferencia del rey de la selva, “el león”, que sí caza. El perro Alfa come el primero, después el resto de la manada. En la actualidad aún existen manadas de perros salvajes, pero desde que el hombre los acogió para distintos trabajos… el hombre es Alfa. Para demostrarlo y hacérselo saber al perro está el adiestramiento. Llegado a este punto el animal ha de entender que tiene dueño, “su nuevo Alfa”.

El adiestramiento es básicamente educar, el perro sabe cuando tiene hambre, sueño, etc., y dicho en anteriores artículos tienen instinto, memoria y carácter, así que se basa en educarlos para que se adapten a un nuevo entorno, trabajos o compañía.

Cuando se trata de adiestrar para fines como guardianes, custodia, efecto barrera, y no entendamos algo, necesitaremos la ayuda de un instructor especializado. Cuando se prepara a un perro guía es muy especial, aquí se trata de acompañar y ayudar a un discapacitado físico o psíquico, también necesitaremos la ayuda del especialista.

Para adiestrar de la manera adecuada, si el perro no nos obedece, debemos volver a intentarlo una y otra vez, siendo flexibles y a la vez tolerantes, premiarlo cuando sea necesario. Nunca olvidar que es un ser vivo, “como tal hay que tratarlo”.

Se escucha en las noticias a veces que un perro ha atacado y provocado heridas, incluso la muerte. Pero si el hombre tiene un perro no debe olvidar alimentarlo, darle los cuidados necesarios, y educarlo. No se les puede tener como si no existieran, esto origina agresividad, y si se acerca alguien con miedo el perro lo detecta inmediatamente. Lo correcto es darle el adiestramiento necesario así como las atenciones siempre y en todo momento. No debemos olvidar que el perro es un ser vivo, igual que el resto de los animales, aunque en el caso de ellos, es bien sabido que en los trabajos que están expuestos para el trato con personas, nuestro aporte ha de ser el mejor, para conseguir los mejores resultados.

Para un buen adiestramiento, es indispensable conocer las distintas traíllas y collares, como su utilización. Son de  una gran importancia.

Utilización de la correa o traílla de adiestramiento

La traílla es, sabiéndola utilizar, el zapato para nuestros pies, sin ellos nos pinchamos los pies en el campo. Con respecto al perro debemos saber en todo momento lo que hacemos, y si no sabemos utilizar la correa y traílla nunca podremos dirigir al animal de una forma correcta, sabiendo qué hacemos a la hora de adiestrarlo o educarlo, como hemos recalcado anteriormente.

La energía que sale por las yemas de nuestros dedos fluye a través de la misma del metal que va a parar al cuello. Así tengamos nuestra energía, influirá en él. No solo depende de llevar la traílla, sino de la disposición de nuestro estado de ánimo; así que nuestra energía al fluir, el animal detectará si nos sentimos tristes, alegres o deprimidos. Lo ideal al estar junto al perro es serenarnos, sentirnos bien, eso hará que se sienta cómodo a nuestro lado. La positividad es nuestra mejor baza estando con el animal.

Tenemos que familiarizarnos con la traílla y darle la importancia que tiene mentalmente en todo momento. Deberemos conocer como diferenciar los distintos tipos de traíllas: cuero, nylon, cuerda, así como los diferentes tipos de longitudes, de dos metros o cuatro metros, según el tipo de adiestramiento que estemos realizando.

Así tengamos nuestra energía,
influirá en él

En esta fase, estudiaremos los medios materiales con los que un perro se debe familiarizar al ser adiestrado, para conseguir ser educado y equilibrado.

El contacto directo con el collar es esencial para que el perro aprenda a diferenciar las pautas que conlleva el mismo. En el caso de los animales que residan dentro de una casa, en ella estará su collar, como por ejemplo, en la entrada de la casa; el animal sabe cuando sale a la puerta, y él mismo guiará a su dueño al lugar donde se encuentra, no cambiándolo. Él relaciona esto con su salida tan deseada, como pasear, hacer sus necesidades, etc. Se lo retiraremos al llegar a la casa, colocándolo en el mismo lugar. Por eso, es de vital importancia colocarle el collar desde su más temprana edad, o cuando llegue el primer día al hogar, igualmente que mantener una forma pausada, una preeducación al cachorro.

Lo que hemos planteado es fundamental. No debemos olvidar que tratamos con una especie animal que ha sido amigo del hombre y muy eficaz desde hace más de 10.000 años.