Cuando los leones vuelan

Hoy me he puesto a contemplar los barrotes.
Y me ha llamado la atención
sentir que, a pesar de que estén allí,
ya no los veo.

En vez, se me asoma detrás el horizonte.
Ceñido de arboledas, cercos, carteles,
gentes que van y vienen sin verme aunque me miren.
Y he sentido una añoranza feroz.
Una melancolía honda de algo inexistente.
De alguien… de algún lugar… Al cual no sé nombrar.

Sin barrotes

He pensado que en un rincón de mi memoria hay un registro
de un horizonte diferente
extendido de punta a punta como un hilo tenso y amarillo.
Rayado de cebras, verdeado de penumbras bajo árboles enhiestos,
dividido por la cinta azul de un río.

Es como si hubiera estado allí,
echado a un sol palpable y sin sombras,
soltando murmullos a una luna hechicera y misteriosa.

Algo me hablaba en el silencio
con mugidos y aullidos, chistidos, cascabeleos,
reverberos de viento zarandeándose
en el borde de las cosas.
Cosas sin nombre, cosas conocidas que no pueden nombrarse.
Cosas que solo existen cuando se ven y cuando se tocan.

La cinta azul del río

Y mi mente ha huido.
Ha cruzado el límite de la jaula y mis garras fueron alas.
Volé sobre los edificios y las gentes que me miran sin verme.
Y aterricé en la gramilla manchada de sol.
Allí donde el horizonte se tiende como un hilo.
Para preparar el corazón para el retorno definitivo.

Aquí y ahora solo estoy de paso.
Sé que mi hogar está allí, donde se divisa la cinta azul del río.

 * Finalista categoría Poesía en el Certamen (externo) ”Picapedreros” de Poesía y Microrrelato 2011

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1 comentario

  1. Cautivante lenguaje que envuelve figuras de realidades profundas con fantasias de paisajes sin iguales

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