Libre entre rejas

Escrito por: Jesús Fernando N.

Cuando entré a la cárcel observé un libro encima de una mesa en la sala de día del módulo que me asignaron cuyo título era “Libre entre rejas”. Vaya tontería, pensé; pues ¿Cómo puede ser alguien libre en este pozo?

Libre entre rejasEl tiempo le ha dado la razón al que eligió ese título para aquel libro.

En un principio fui liberalizándome de la carga que transportaba en la mochila que siempre me acompaña en todas las etapas de mi vida. Esta mochila es metafórica pero todos portamos una y en ella generalmente metemos cosas accesorias en vez de las fundamentales y nos hacen ir sobrecargados.

Al entrar en prisión tenía mucho rencor con los familiares y amigos que me dieron de lado. Sentirme traicionado y abandonado fue duro pero el tiempo me ha demostrado que la primera experiencia fue positiva ya que descubrí quienes son las personas que me aprecian y son las que están a las duras y a las maduras.

He sido un esclavo
de mis adicciones y de mis complejos

Otra experiencia positiva es aprender a conocerme, a saber quién soy, el porqué de mi actual situación, saber que hice mal y porqué tropecé de nuevo. Ahora me he dado cuenta que he sido un esclavo de mis adicciones, de mis complejos y que priorizaba todo lo accesorio a lo fundamental que hay en esta vida, que es ser libre.

Ser libre para mi es tener en la mochila que me acompaña en el camino de la vida solo amor, paz y sobre todo cariño para conmigo mismo.

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2 Comentarios

  1. Hay ocasiones en las que nos habría gustado realizar alguna acción, que aunque tal vez lícita, nos habría costado la libertad. Con el tiempo, nos damos cuenta de que fue mejor pasar del tema. Que caminar libre es menos pesado que el odio. Y que cuando estamos a solas con nosotros mismos, agradecemos la tranquilidad de corazón y la libertad de espíritu.
    Ojalá que haya una segunda oportunidad para el escritor del artículo.

  2. La verdadera libertad está dentro. Uno puede no estar en la cárcel y ser prisionero, como bien dice el escritor, de sus propios fantasmas. El primer paso para la libertad es librarse de aquello que nos atenaza por dentro.

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