El tahúr, la puta, la jueza y el picapleitos

Escrito por: Ramón Gutiérrez

 

El tahúr lanzó los naipes al aire,
Miradas atónitas y quejumbrosas
Sondearon aquel tugurio maloliente
Lleno de putas, chorizos, chulos, holgazanes
Y expresidiarios indolentes.

Todos los jugadores estaban al acecho
Con los cuchillos entre los dientes
Como en las películas de piratas
Corrientes y molientes
Las pistolas mudas pero impacientes.

Sólo tres cayeron sobre el tapete:
El as de bastos
La sota de copas
Y el caballo de espadas.

Los jugadores tenían en la nuez un torniquete
Muerto de miedo estaba incluso el Falete
Que había comido ese día un gran filete (de tres kg.).

Los demás huyeron volando
Como alma que lleva el diablo
Para más señas cojuelo
Cojuelo como quieras, compañero
Porque la suerte estaba echada
Y esto aunque no rima con nada.
Te mereces que te cante una nana
Aunque yo prefiero una buena balada
De Scorpions mejor de Bini y Baníli como que no
Y las cartas sobre la mesa.

Habían cantado su última canción (y no la de Hill Street)
Rápida la puta agarró la estaca
Sopló el cubata de un trago
Y subió al caballo
Partió galopante a por el oro
No dijo nada el loro del moro
Pues estaba hasta el cuello de lodo

El tahúr la mató
Con un naipe de tercio:
Duque de Alba II de la legión
Ubicado en Ceuta -El as de espadas-
Y veinte años cayeron sobre sus espaldas
“En la dura y recia prisión del Dueso
Tendrá usted tiempo de reparar este grave suceso”
Le dijo la jueza en ese receso
Que por cierto…
La encantaban las hamburguesas con queso.

El abogado de oficio al no cobrar ni un euro
No tenía pérdida de beneficio
Le entraba y salía todo
Por el mismo orificio (la oreja)
El picapletos pensó que eran gajes del oficio
Y le comentó a su cliente
El viejo tahúr curtido e indolente:
“He hecho todo lo que he podido en este tema
Pero la jueza me ha roto mi teorema
No se qué decirte que valga la pena
Pero espero que te vaya bien allá en la trena”

Y el tahúr le dijo sin tregua
Y sin pelos en la lengua
“cuando salga en el primer permiso
Te voy a cantar las cuarenta
Sin preaviso lo que no sé es si usaré el rey de espadas
Por si acaso cuídate las espaldas
O la sota de bastos
Así es que cuando me veas no digas:¡oh, canastos¡
Sea como fuere te va a caer la del pulpo
En tu defensa cometiste varios errores de bulto.

Al dictar por fin sentencia
Tremendo mazazo propinó la jueza
Y el tahúr comprendió
Que se acabó la juerga.

 * 1º Premio categoría Poesía en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2012 para centros penitenciarios

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