Mis impresiones en Argentina (2ª parte)
Pero volvamos a Plaza de Mayo. Los domingos se puede visitar la Casa Rosada. Te reciben los granaderos con uniforme de época. Me dicen mis colegas que ese cuerpo no sufrió el desprestigio del resto del Ejército y que por su participación en los inicios de la Nación, sigue siendo un cuerpo querido por la gente. Son ellos los que te van guiando por la Casa de gobierno y los que custodian el despacho de la presidenta, despacho que pude visitar, como atestigua la prueba gráfica que adjunto.
Hay una sala de mujeres ilustres argentinas, donde no falta la fotografía de Eva Perón y tampoco una colectiva de las Madres en la plaza que se ve tras los cristales. También se puede ver el “tintero presidencial” que al parecer se utiliza cada vez que un nuevo Presidente, o Presidenta, como ha sido el caso la última vez, asume su cargo.
No tiene la magnificencia de nuestro Palacio Real, pero poder asomarte al mismo balcón que Perón en momentos tan importantes, o que Madonna para los cinéfilos, y contemplar desde allí la plaza, tiene también su encanto, claro.
Se ve al fondo el edificio del Cabildo diseñado por el arquitecto Jesuita Andrés Blanqui en 1580, de un blanco inmaculado. A la derecha la catedral de estilo neoclásico fue construida en el siglo XVIII y en su interior reposan los restos del libertador General José Francisco de San Martín, una de las figuras históricas más importantes de la Argentina. San Martín fue responsable de las batallas que resultaron en la independencia del país y ello motiva que su interior, en la capilla donde está la tumba monten guardia los granaderos, en una escena que no deja de sorprender.
Que quede claro que allí no había
imagen alguna de la Virgen del Pilar
Como buenos turistas, el domingo, el día que los colegas argentinos nos dejan libre para hacer un poco de turismo, no dejamos de visitar el barrio de San Telmo, y la plaza Dorrego en la que siempre solemos comprar los regalos que nos traemos de vuelta. También nos llevaron a una de las Iglesias más antiguas, la Basílica dedicada a la Virgen del Pilar. Una de nuestras anfitrionas, la Profesora Ibáñez, cuyo abuelo emigró desde Ayerbe, (Huesca) pensó que esa era una visita obligatoria para unos aragoneses. La Iglesia, estaba desde luego, pero no la imagen de la Virgen del Pilar. Se lo quise aclarar al cura que andaba por allí, pero no estaba él para debatir con un “gallego” al que sin duda juzgó como ignorante en tales cuestiones. Ni caso me hizo. Pero que quede claro que allí no había imagen alguna de la Virgen del Pilar. El ignorante era él.
Otra visita inevitable es la tumba de Evita Perón en el Cementerio de La Recoleta. Sobre todo si entre tus anfitriones hay colegas peronistas de izquierdas que reivindican aquella época como los inicios de las políticas sociales en La Argentina. En realidad la herencia peronista la reclaman todos, hasta gentes muy de derechas porque son conscientes de que todavía late en el corazón del pueblo argentino aquellas ansias por una sociedad más justa e igualitaria, con todas sus luces y sus sombras. Pero es verdad, como se puede ver en la fotografía adjunta que todos los días alguien pone claveles en la ahora bien guardada tumba de Evita. Digo bien guardada porque le dieron unos cuantos paseos después de muerta. Y alguien decidió que ya estaba bien.
Hay muchos peronistas y también muchos Cristinistas, a la vista de las últimas elecciones, que apoyan las políticas sociales que sin duda han sacado a mucha gente de la calle como es claramente comprobable para cualquier observador. Y más si tienes interés por el tema, como es mi caso. Cada año, y van cuatro seguidos, se nota que el país progresa, que hay menos marginación, que ya no te encuentras familias enteras durmiendo en los parques como sí que vemos el primer año. Sin ir más lejos el Gobierno de la Nación contrató a más de dos mil trabajadores sociales para acrecentar las plantillas de Instituciones penitenciarias. Toda una apuesta muy significativa de las prioridades del Gobierno presidido entonces por Néstor Kirchner.
Se nota que el país progresa,
que hay menos marginación
La tasa de desempleo está en el 7% y a pesar de los muchos problemas que tienen, los argentinos son gente con altos niveles de cualificación profesional y viven en una tierra con muchas posibilidades y eso se acabará notando en el ámbito internacional si administran bien y acaban con la corrupción galopante en algunas estructuras imprescindibles para un correcto funcionamiento de un Estado moderno.
En fin, en el mismo cementerio están los restos de muchos, hombres ilustres como Domingo Faustino Sarmiento, Leandro Alem, Hipólito Yrigoyen, Elpidio González, Juan M. De Rosas, Facundo Quiroga, Bartolomé Mitre y Arturo Ilia e incluso algún Miranda como también se demuestra en fotografía adjunta. Algún Miranda hubo que unió el apellido a las luchas por las libertades en Latinoamérica.
Por supuesto que visitamos La Boca y la famosa calle “Caminito”, pero entre la presión al turista, que se hace insoportable, y los malos olores de la charca anexa, fue “tocar marro”, hacer cuatro fotos y salir pitando. Mucho más agradable es Puerto Madero, a orillas del Rio de la Plata, una de las zonas más modernas de la ciudad, a donde hemos vuelto varias veces para comer o cenar en buena compañía y a precios asequibles para nosotros.
Pero no quiero cerrar el artículo sin una mención a la vida cultural de Buenos Aires. Es una ciudad que enamora por sus teatros y por sus librerías. A mí sobre todo por sus librerías. La Avenida Corrientes es para mí una cita obligada y perderme en sus librerías de nuevo y de viejo es inevitable. El problema es luego meter en la maleta los libros adquiridos sin sobrepasar los kilos que la compañía aérea te permite.
He conocido otras universidades y otras ciudades argentinas, no menos interesantes, pero esto es un artículo y no un libro de viajes. Lo dejamos para otra ocasión.